Un acontecimiento, destinado a confirmar la concreción de un proyecto muy esperado por los porteños, se produjo hace poco -y con discreta resonancia- con motivo de que la Secretaría Regional Ministerial de Bienes Nacionales oficializó la concesión gratuita de largo plazo -a la Municipalidad de Puerto Montt- del espacio en los terrenos del ex puerto petrolero (en los altos de Egaña y Vista Hermosa) para materializar la anhelada construcción del Museo Arqueológico Monte Verde.
A este importante avance hacia la cristalización de este gran sueño patrimonial, se añade la reciente aprobación por el Concejo Municipal del estudio de actualización para el diseño del Museo. Cuyo proyecto, para su ejecución, dispone de recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional, que son del orden de los 8 mil millones de pesos. La infraestructura contemplada es de 3 mil 180 metros cuadrados aproximadamente, en tres niveles, con galerías, espacios para exposiciones, salas de reuniones, laboratorios, oficinas, servicios higiénicos, cafetería y auditorio.
En ese singular recinto en perspectiva, deberá guardarse más de un millar de reliquias, que revelan que existió, a 30 kilómetros de Puerto Montt, en Monte Verde, el asentamiento humano más antiguo de América (33 mil años). Descubrimiento arqueológico de relevancia mundial (1977 ), liderado por el científico estadounidense Tom Dillehay y el antropólogo chileno Mario Pino.
Se recuerda que esas históricas piezas, por mucho tiempo se han conservado -en las mejores condiciones de científica preservación- en dependencias especiales de la Universidad Austral de Chile en Valdivia. Lo que los puertomontinos valorizamos y agradecemos profundamente, en virtud de la enorme trascendencia global que el hallazgo tiene en cuanto a los orígenes del poblamiento americano.
La ubicación del Museo Monte Verde, sin embargo, no es consensuada. No son pocos los que se preguntan ¿por qué no emplazarlo en el mismo lugar del descubrimiento, donde se recrearán esos primeros esbozos de civilización en América?