Industria y Turismo A.G. de Puerto Montt.
Para nadie es un misterio. Las pequeñas y medianas empresas son las que más crecen en nuestro país, generando empleo y de calidad. Y todos los gobiernos se acuerdan de nuestra actividad a la hora de evaluar las cifras de empleo y productividad. Pero, hoy queremos pedir respeto. No queremos ser una vez mas parte del relato, sino de las soluciones. Si bien el proyecto de modernización tributaria en un paso en el sentido correcto, que nos permite creer que se puede seguir avanzando, vemos con preocupación que una medida que por primera vez reconoce el aporte de las Pymes a la economía, sea usada para medir fuerzas políticas, buscando no el avance del sector, sino sólo sacar dividendos políticos espurios. Nos preocupa que el crecimiento del país, y el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas pase a un segundo plano. Nos preocupa que no se entienda el esfuerzo que hace cada pequeño empresario día a día, luchando con todas las regulaciones y tributos a las que se nos somete sin ninguna consideración, muchos de ellos, para financiar el cumplimiento del rol social del Estado. Parece que los políticos, en su disputa pequeña, se olvidan que cuando se discuten beneficios sociales, como el salario mínimo, o salas cuna universales, entre otros, son las Pymes las que asumen el costo de financiamiento de esas medidas, lo cual aceptamos con gusto, porque valoramos a nuestros colaboradores, y tenemos responsabilidad empresarial. Hoy queremos llamar a los parlamentarios a ampliar su mirada. Pedimos que, a la hora de votar este proyecto, piensen en las Pymes de cada sector que representan. Pedimos que se nos simplifique el quehacer de nuestro negocio, y se nos respete como generadores de empleo y riqueza para el país. Anhelar una cancha pareja para todos, con medidas como el pago de impuestos a plataformas digitales, la simplificación tributaria, y la baja de impuestos para las Pymes nos permite oxigenar nuestra actividad empresarial. Además, las Pymes por su naturaleza quieren crecer, por lo que el incentivo a la reinversión es una medida directa a la vena de nuestros negocios, que permitiría su impulso. Esperamos que nuestros legisladores estén a la altura de la importancia de esta discusión, y que a la hora de votar este proyecto, se pongan en el lugar de un pequeño y mediano empresario.
Multiculturalismo
y terrorismo
Asumir que la unidad estatal está conformada por una nación étnicamente homogénea ha sido un error histórico que ha de ser enmendado por los Estados modernos. Lo anterior, a la luz del reconocimiento que actualmente existe a nivel internacional de los derechos que gozan los individuos que forman parte de los pueblos originarios y de los derechos que le son reconocidos al colectivo como tal. Ante esto, es importante señalar que las reivindicaciones de los pueblos originarios responden -generalmente- a una serie de exigencias hechas al tenor de una historia de padecimientos asociados a los efectos generados por las políticas de control y dominación que ha implementado -a lo largo del tiempo- una cultura o una unidad estatal que se ha evidenciado como dominante respecto a los intereses de los pueblos originarios. Estos padecimientos, ejemplificados en las consecuencias derivadas de la implementación de prácticas de asimilación cultural -como factor principal en lo que es la configuración actual del Estado-nación -así como también a partir de lo que es la materialización de una visión etnocrática como factor que consolida los proyectos etno-estatales- ha motivado a que algunos miembros de los pueblos originarios recurran a la violencia como herramienta de lucha en contra del Estado dominante. Sin embargo, y en función de lo que es la propia dinámica estatal, este tipo de violencia ha sido catalogada -en numerosos Estados- como violencia terrorista. Esta realidad -y que condiciona la paz social en los territorios sometidos a estos desencuentros- ha sido instrumentalizada por buena parte de los Estados que han implementado prácticas contrarias a los derechos que hoy se le reconocen a los pueblos originarios. Lo anterior, en virtud que los Estados en cuestión, y en consideración al uso de la violencia realizada por parte de miembros que componen una porción minoritaria de una cultura dominada, se han preocupado de subsanar esta problemática política desde una lógica asociada a la seguridad y no desde una perspectiva que integre elementos sociológicos y jurídicos capaces de evidenciar el origen y la solución del problema. En ese sentido, y atendiendo al sentido de responsabilidad que se le ha de exigir a todo Estado democrático, es necesario que los Estados reconozcan a sus pueblos originarios.
Carlos Stange Bravo. Presidente Cámara de Comercio,
Pedro Díaz Polanco. Director de la Escuela de Administración, Pública. Universidad Austral de Chile.