Erwin Schnaidt Ávila
A más de dos semanas desde que el wellboat "Seikongen" fue remolcado hasta la bahía de Puerto Montt, con 100 toneladas de salmones descompuestos en sus bodegas, sigue sin conocerse cuál será el destino de esa carga, la forma en que se procederá a retirar esa mortandad y menos cuál será su disposición final.
Sólo se sabe que la compañía propietaria del buque, CPT Empresas Marítimas, presentó un plan preliminar de extracción y disposición final de esos residuos, el que fue conocido por autoridades regionales, en cuyo análisis presentaron diversas observaciones que en este tiempo debe corregir la firma, para presentar una nueva propuesta, que -se espera- sea la definitiva.
En ese grupo de trabajo, participan las Secretarías Regionales Ministeriales (Seremi) de Salud y Medio Ambiente, así como la Dirección Regional del Sernapesca, la Fundación Chinquihue, la Municipalidad de Puerto Montt y la Armada, que ha conducido este procedimiento.
El teniente Víctor Herrera, oficial de Relaciones Públicas de la Gobernación Marítima, comentó que al igual que el resto de las instituciones comprometidas en esta materia, están expectantes por conocer cuanto antes esa planificación.
Anticipó que esa autorización no sólo dependerá de la autoridad marítima, en la que también deben participar las autoridades vinculadas directamente con ese proceso, para definir la forma de actuar, especialmente por las probables emanaciones de ácido sulfhídrico (H2S) que está concentrado en su interior, así como por eventuales filtraciones al mar de esos residuos líquidos.
Mientras eso ocurre, el teniente Herrera aseguró que trabajan con este grupo multisectorial, para "lograr acelerar este proceso y evitar que el buque siga en esta condición durante más tiempo. No vamos a escatimar en tiempo o recursos que sean necesarios para cuidar a la gente y el medio ambiente de Puerto Montt (...). No hay que pensar tanto en los plazos, sino en la seguridad con la que estamos tomando estas determinaciones. Apuntamos a que cuando se tenga que efectuar esta faena, sea sin riesgo", manifestó.
Sobre los exámenes de laboratorio que pidió la Seremi de Salud para determinar el tipo de residuos y cuál debe ser su disposición, Herrera estableció que "no son la solución al plan. Es una parte de ello".
Para enfrentar el momento de la descarga, destacó que trabajan en la preparación de equipamiento de protección personal e instrucciones. "Tenemos una planificación interna, respecto de cualquier emergencia que pueda haber en este buque, lo mismo que coordinaciones que hemos hecho hasta con la Onemi", dijo.
El teniente Herrera llamó a la calma, al sostener que "somos la autoridad técnica, sabemos lo que estamos haciendo y lo hacemos con la mayor cautela posible". Adelantó que cuando se conozca cómo se realizará esa maniobra, "lo vamos a hacer público. Estamos siendo lo más transparentes".
En tanto, diariamente se embarca un ingeniero en construcción naval, un biólogo marino y un prevencionista de riesgos, para realizar mediciones de las condiciones del agua y su entorno, como de la estructura y estabilidad del barco, así como del H2S, que han estado "dentro de los parámetros aceptables", sostuvo.
En una bodega
Consultado por qué no se extrajo la totalidad de la carga cuando el buque estaba hundido, el teniente Herrera explicó que esas 100 toneladas estaban en la bodega de estribor, que permanecía bajo el agua, y que en esa oportunidad sólo se pudo acceder a la de babor, la misma que ahora está llena con agua de mar.
Esto tiene como objetivo mantener la escora del buque y que su peso sea parejo, a fin de evitar la inestabilidad, condición que se deberá mantener al momento de la descarga, adelantó el oficial.
"Se reducirá su peso en términos similares, con el objetivo de evitar escoras excesivas, hacia las bandas (de babor o estribor). Para nosotros, son Riles los dos contenidos, porque el agua que está en la otra bodega también produce ácido sulfhídrico", apuntó.