Lorena Poblete Hidalgo
Impacto ha causado en los últimos días el caso del falso instructor militar, que fue arrestado la semana pasada en Colonia Tres Puentes por registrar órdenes de detención por diversos delitos sexuales contra menores de edad, cometidos presuntamente en las regiones de los Ríos y Los Lagos.
En diálogo con El Llanquihue, la madre y una tía de una de las víctimas entregaron sus testimonios para esta edición.
Víctor Gutiérrez Basualto fue formalizado el sábado por tenencia de armas de fuego, mientras que la indagatoria por casos de índole sexual aún avanza de manera desformalizada.
Hoy el hombre de 55 años permanece en prisión preventiva, a la espera de ser trasladado a Valdivia, Osorno y Panguipulli. En esas ciudades, los tribunales mantenían hasta la semana pasada órdenes de detención pendientes.
Testimonio
La mujer, quien será individualizada como E., inscribió a su hija N. (14 años) en la escuela premilitar de Víctor Gutiérrez, denominada "Club Premilitar de Montaña" (ver copia de boleta).
Ello, tras la insistencia de la menor, luego de que el falso instructor promoviera su escuela premilitar en el colegio donde asistía la adolescente.
Efectivamente, la primera vez que N. escuchó de la escuela premilitar fue por una de sus compañeras, quien era parte del grupo de instrucción hace algún tiempo.
Días más tarde, Víctor Gutiérrez, el que decía ser teniente coronel en retiro del Ejército, daba las charlas sobre el curso que el impartía.
"Los colegios le daban la autorización al falso instructor, para que pudiera ingresar al establecimiento e invitara a los niños a ser parte de la escuela. Obviamente los chicos llegaban a la casa ilusionados para ser parte de ella", dijo L., quien es tía de la adolescente N.
"Después de tanto que insistió N., la terminé por inscribir. La matrícula tenía un valor de 5 mil pesos y en ese tiempo la mensualidad estaba al mismo precio. Fuera del gasto que se debía hacer también por el concepto de uniforme para poder presentarse", precisó la madre.
Iniciado el curso, la mamá cuenta que se realizó una reunión con los padres para explicar las actividades de los jóvenes. Y firmar además una especie de contrato.
"Nos contó que había sido teniente coronel retirado de las Fuerzas Armadas y que llevaba desde 2004 haciendo este tipo de actividades con jóvenes. Decía también que el fin de su labor era para contribuir en la vida de los chicos, alejándolos de los vicios. Si bien nunca dijo que el ser parte de la escuela les aseguraba un cupo en alguna rama del Ejército, decía que tenía mucha influencia y personas conocidas. Que era solo levantar el teléfono y dar el nombre del postulante", puntualizó la mujer.
La verdad sale a la luz
Es a mediados de 2015 cuando E. ve que su hija no estaba con la misma motivación de antes para asistir a las actividades del curso.
Relacionado su cambio de actitud por estar conociendo a un amigo, pensando que quizás quería hacer actividades distintas a las que estaba realizando. Pololeó con el chico un tiempo. Hasta que de un día para otro terminó dicha relación. Un día, N. salió como de costumbre de su casa en dirección al colegio. Pero desapareció todo el día. No llegó al colegio y nadie sabía de ella. Su familia, muy angustiada, decidió llamar al instructor para saber si sabían algo de la menor o averiguar qué le sucedía.
La tía de la joven recuerda que, "en nuestra angustia y desesperación se nos ocurrió llamar al instructor contándole lo sucedido, en lo que él literalmente se lavó las manos diciendo que no tenía idea, casi incomodándole el que estuviéramos preguntando por ella. Lo que nos pareció extraño, ya que a diferencia a otras veces el hombre siempre se veía muy preocupado de sus aspirantes".
N. no regresó a su hogar hasta pasada la medianoche. Al regresar su actitud fue totalmente distinta, su tía la describe como "hecha un demonio", faltándole el respeto a su mamá y muy alterada.
Su madre cuenta que tuvo la típica conversación madre e hija. La que solo respondía el no querer "hacer nada".
Ese fin de semana N. tenía que acuartelarse y no quería. Hasta que confesó su calvario.
"Me pidió que conversáramos. Lo primero que dijo fue que no quería ir a la escuela premilitar. Yo no entendía, por lo que le dije que no podía ser irresponsable y debía asistir, porque había asumido un compromiso. Le exigí que me contara lo que le sucedía para poder entenderla. Ahí me dijo que el instructor la acosaba y le hacía tocaciones. '¿Cómo es eso?', le pregunté. Ahí ella me confesó que el instructor cada vez que la encontraba le tocaba el poto, la agarraba a besos y que a veces incluso la encerraba en una pieza y se le tiraba encima" .
Agrega que Gutiérrez buscaba el minuto para poder estar solo con su hija. "La mandaba a buscar cuando estaban haciendo instrucción, sacándola de la fila", explicó la madre.
La denuncia
Al confesar lo que le aquejaba a su mamá, declarando que estaba siendo acosada y abusada por el instructor, fueron las dos a interponer una denuncia por estupro.
Días después, el falso instructor llamó pidiendo explicaciones, a raíz de la inasistencia de la niña. La respuesta era que sencillamente no quería volver.
Una noche, las llamadas del instructor fueron insistentes. La tía y la menor escucharon algo repugnante, puesto que activaron el altavoz.
"Le decía que se estaba tocando sus partes íntimas, que se estaba masturbando, pensando en ella. Que el estaba muy enamorado y que por eso hacía esas cosas. Le pedía que le hablara para que pudiera acabar con lo que estaba haciendo. N. estaba aterrada, llorando. Ahí hablé yo y le dije que entendía todo lo que decía mi sobrina, 'viejo tal por cual' y le corté".
Encaran al instructor
"Enfurecida con mi cuñada nos fuimos la colegio. Eran cerca de las 11 de la noche y estaban acuartelados. Le grité ¡Gutiérrez abre la puerta maricón desgraciado! Lo encaré diciéndole que tiene un montón de niñas a su cargo y le puede estar haciendo lo mismo que a mi sobrina. Me negó todo en primera instancia. 'Fíjate en el número (de teléfono)' me decía, pero mi sobrina ya nos había contado que junto a otros chicos se habían dado cuenta que (el instructor) tenía más de un teléfono y que cambiaba los chip. Le volví a repetir que había sido yo quién le contestó el celular y no N. En ese momento se arrodilló, jurándome que todo eso era mentira y que la menor lo había inventado. 'Cómo me dices eso si yo misma te escuché', le insistí. Al final lo insulté, le escupí y me fui".
Investigación
Este caso corresponde a una de las denuncias por delitos sexuales en contra de Gutiérrez Basualto. El sábado, cuando se realizó la audiencia de control de detención, el Ministerio Público local reconoció la existencia de dos denuncias en Puerto Montt, cuyas indagatorias se encuentran a la fecha avanzando de manera desformalizada.