Derecho Internacional y controversia TC y CS
Pedro Díaz Polanco. Director de la Escuela de Administración Pública. Universidad Austral de Chile. Arturo Clément. Presidente de SalmonChile.
La polémica en cuestión se evidenció cuando, por un lado, la CS señaló que la autonomía del TC no implica que sus decisiones no puedan ser revisadas. Lo anterior, en virtud que la Constitución establece -en su artículo 20- al recurso de protección como mecanismo que evita que los actos y omisiones arbitrarias o ilegales condicionen algunas de las garantías establecidas en el artículo 19 de la Carta Magna, y, por el otro, cuando el TC remite al artículo 94 de la Constitución para establecer que sobre sus decisiones no procede ningún tipo de recurso.
Ante esto, ofreceré una visión que no ha estado en el debate y que proviene del derecho internacional. La Convención de Viena de 1969 señala en su artículo 27 que una Parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno para justificar el incumplimiento de un tratado. Así entonces, y siendo Chile un Estado Parte, nuestro país no podría justificar el incumplimiento a alguna obligación internacional a partir de alguna contienda de competencias entre sus instituciones y menos "legalizar" una decisión por el sólo hecho del carácter no revisable de ésta. A su vez, y en virtud del artículo 5.2 de nuestra Constitución, Chile acepta que la limitación a su soberanía es "el respeto a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana", agregándose que "es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile...".
Ante esto, y sabiéndose que las garantías del artículo 19 de nuestra Carta Magna están recogidas en el Pacto de Derechos Civiles y Políticos (PDCP), y en el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PDESC) -instrumentos ratificados por Chile-, cualquier decisión del TC que signifique una vulneración a las obligaciones internacionales adoptadas por nuestro país condiciona en forma inmediata el carácter absolutista con el que el mismo TC pretende revestir sus decisiones. De este modo, y al conjugarse el artículo 20 y el 5.2 de la Constitución, la interpretación que hace la CS toma sentido.
No obstante, y ante la existencia material de la polémica, es el derecho internacional el que ofrece la forma de subsanar la controversia.
Salmón y solución al
cambio climático
Desde la zona sur austral, la salmonicultura ha desarrollad una respuesta para alimentar a la población en forma sustentable. El calentamiento global requiere bajar las emisiones y "eficientar" al máximo los procesos para detener el avance de la crisis climática.
El salmón es parte de la solución y no del problema a esta realidad; es una proteína animal cuya producción tiene baja huella de carbono. La Organización de las Naciones Unidas, a través de la FAO y el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), han sido enfáticos en llamar a la población a cambiar sus hábitos alimenticios por otros más sostenibles. En un informe elaborado por este último, se reveló que un 23% de los GEI que produce el ser humano proviene del uso de la tierra. Una situación que podemos cambiar, ya que el 70% de la superficie del planeta está cubierta por agua, pero solo el 2% de los alimentos proviene de la acuicultura.
Otro de los puntos que toca el informe del IPCC se refiere al desperdicio de comida, para lo que la salmonicultura entrega una solución efectiva. Más del 68% del salmón corresponde a porción comestible, convirtiéndose en una respuesta para generar alimentos saludables en forma eficiente y cuidando los recursos.
Contribuir a detener el cambio climático y ser parte de la solución requiere hacernos cargo de nuestras externalidades y aportar a nuestro entorno. En eso hemos estado los últimos dos años, realizando un trabajo silencioso para mejorar nuestros estándares ambientales. Ejemplo de eso es que hemos retirado más de 500 toneladas de desechos del borde costero y los fiordos del sur austral, con un trabajo colaborativo con pescadores artesanales, potenciando el reciclaje y la reutilización, sin discriminar si los desechos corresponden o no a la industria. Estaban ahí y debían retirarse.
La FAO estima que en 2050 seremos casi diez mil millones de personas sobre la tierra. Esto abre un importante desafío en seguridad alimentaria. En la acuicultura está la respuesta para alimentar a una población creciente, que necesita proteínas saludables. El salmón es y será parte esencial de la alimentación del mañana. Junto a cada uno de nuestros colaboradores, las pymes que trabajan con la industria y de cara a nuestro entorno, avanzaremos por el camino correcto.