El kawéskar que rescata la memoria de un pueblo
etnias. José Tonko, asistente social, antropólogo y miembro de esta etnia, entregó sus experiencias.
Una de las presencias que menos pasó desapercibidas en el 5° Encuentro de Escritores organizado la semana pasada en Casa Pauly por la Agrupación La Negra, fue la del asistente social y antropólogo José Tonko, miembro de la etnia kawéskar.
El profesional de 53 años, nacido y criado en la pequeña localidad de Puerto Edén, Región de Magallanes, vino a nuestra ciudad para hablar de su trabajo enfocado en el rescate de la lengua y cultura de su etnia, que actualmente se encuentra muy reducida. Etnia donde los kawéskar que todavía son "puros", es decir los que mantienen las costumbres, tradiciones y lenguas, no superan la docena. José es de padre y madre kawéskar. Se crió hasta los nueve años, junto a sus cinco hermanos, en Puerto Edén, una caleta de pescadores que no supera las doscientas personas, y donde habitan los últimos kawéskar que mantienen la lengua. En su época se fue a estudiar a Punta Arenas. "Yo tuve suerte. Yo era atípico. Todos en Puerto Edén querían ser cholgueros, y yo era el único niño que no quería ser cholguero. Quería ser otra cosa, que no sabía, pero otra cosa. Tenía interés personal en cultivar las letras. Conocer más sobre el mundo y otras comunidades. Conocer de cualquier cosa", dice. Después de terminar su educación básica, se fue a estudiar la enseñanza media a Santiago, lugar donde ha vivido toda su vida desde entonces. Cada cierto tiempo, José vuelve a Puerto Edén para realizar trabajo de campo de sus investigaciones. Sobre volver a vivir en la tierra que lo vio nacer, José afirma que "uno podría retornar a Puerto Edén, pero el problema son las lucas, cómo vives. Allá no hay Registro Civil. No hay municipalidad ni juzgado. No hay nada. Cómo puede vivir uno así".