En noche de llantos, O'Higgins se proclama campeón por primera vez en su historia
súper Final. Los celestes vencieron a Universidad Católica y desataron el carnaval en el Estadio Nacional y en Rancagua. El partido terminó con incidentes por intentos de agresiones por parte de jugadores cruzados.
Quedaban cinco minutos para el término del partido y el capitán de la Universidad Católica, Cristián Alvarez, lloraba. O"Higgins anoche se proclamó por primera vez como campeón del fútbol chileno y los cruzados terminaron tratando de agredir a sus hinchas, a sus jugadores rivales y especialmente a la figura de la Súper Final: Paulo Garcés.
"Estoy feliz por mi rendimiento, hice un partido redondo, no tuve ninguna falla. Esto es para todos los que alguna vez me putearon y se burlaron de mí", dijo eufórico el portero parralino, por quien pasó gran parte de la victoria por 1 a 0 ante los capitalinos en el Estadio Nacional.
El pitazo final del árbitro Jorge Osorio desató la euforia en una ciudad que no conocía de campeonatos.
Los jugadores tuvieron tiempo para recordar a los 16 hinchas que fallecieron en febrero, cuando el bus en que viajaban tras un partido con Huachipato se volcó en una cuesta de Tomé.
"Ellos desde el cielo nos ayudaron", comentó la otra gran figura de los celestes, Pablo Calandria. El argentino terminó jugando solo en el ataque y se las arregló siempre para llevar peligro a la valla de Cristopher Toselli.
Pese a los desmanes iniciados por Michael Ríos, que saltó desde la banca para agredir a Garcés y a todos quienes se le pusieron por delante, los celeste se adjudicaron con justicia el torneo, porque pusieron más pachorra que el rival en la final, porque ganaron 18 partidos, uno más que la UC; y porque a ese mismo equipo lo han vencido en tres ocasiones durante este semestre.
El técnico del campeón, Eduardo Berizzo, recordó la derrota en la final ante la Universidad de Chile en el primer semestre del 2012. "En aquel momento dijimos que íbamos a volver", afirmó el "Toto".
"Ser campeones le ocurre pocas veces a poca gente, así que hay que disfrutar (...) Hoy nos empujó la gente (...) Nosotros le pusimos hasta la última gota", añadió el DT.
O"Higgins entró con más hambre. A los 3 minutos Pablo Calandria cabeceó y obligó a Toselli a enviar la pelota al córner.
Los rancagüinos presionaban en todas las zonas del campo y hasta los 20" Universidad Católica basaba su estrategia en tratar de controlar al rival en todas los sectores, renunciando a tomar la iniciativa.
Martín Lasarte se dio cuenta de los problemas ofensivos que tenía su equipo y envió a calentar José Luis Muñoz. Como si los once titulares hubieron leído las intenciones de su entrenador, cambiaron la disposición.
A los 22" O"Higgins se salvó gracias a que Mariano Ugglesich se interpuso cuando el tiro de Matías Jadue iba al arco.
A los 26", Paulo Garcés protagonizó la mejor atajada de la primera fracción, cuando evitó la caída de su valla tras una gran acción de "Chiqui" Cordero por izquierda. Un minuto más tarde, Costa tuvo un tiro en el palo y los 28" Sosa disparó recto a las manos del parralino.
El gol de los celestes vino en el mejor momento del rival. Una falta por izquierda fue servida por Yerson Opazo, quien centró al primer palo, donde apareció libre Pedro Pablo Hernández y su zurdazo desató la euforia de Rancagua.
De ahí, los capitalinos se fueron en demandas de Garcés y el riesgo lo pusieron sendos disparos de Michael Ríos y Fabián Manzano. Los cruzados se desesperaron y Tomás Costa y Hans Martínez se ganaron tarjetas amarillas por bajar a patadas a Hernández.
Cuando los celestes defendían, vino la lesión de Luis Pedro Figueroa, quien fue reemplazado por Francisco Pizarro.
En la segunda fracción la UC entró con todo y O"Higgins comenzó a retroceder hasta terminar jugando en su área, con la pelota reventándose lejos, a la espera que Calandria, Pizarro o Barriga pudieran extender la ventaja. Barriga lo tuvo en dos ocasiones, pero marró.
CAMBIOS
CAMBIOS
La impericia no fue exclusiva de los de provincia. Lasarte mandó al campo a "Ribery" Muñoz por Ríos y el rancagüino se transformó en el principal agente de ataque de los cruzados. También sacó a Costa y puso a Álvaro Ramos; y luego a Nicolás Castillo por Jadue.
El resultado fue que el partido se tornó unilateral pero emocionante, pues aunque quien atacaba a esa altura era un solo equipo, la amenaza de los celestes era permanente.
Ahí es donde emergió la figura gigante de Paulo Garcés, que atajó todo.
Los 20 mil o"higginianos que llegaron al Nacional terminaron llorando de alegría y despidieron al equipo y a su DT cantando: "Oh, Berizzo no se va".
Es que en Rancagua hasta le quieren hacer una estatua al Toto por la alegría que les regaló.
"Los 16 ángeles de Rancagua"
La vinculación de O"Higgins con su ciudad siempre ha sido fuerte, pero el lazo se fortaleció aún más tras el fallecimiento en febrero de 16 hinchas del club , los que fallecieron luego que el bus que los llevaba entre Talcahuano y Tomé volcó en una cuesta de Tomé. El accidente afectó mucho al plantel y especialmente al técnico Eduardo Berizzo, quien ante la serie de ofertas que recibía siempre expresó que su deseo, y casi obsesión, era salir campeón con los celestes. Anoche lo logró.