La conciencia que falta en el turismo
Nada sacamos con tener los más bellos paisajes naturales, si no garantizamos orden, seguridad e higiene a los visitantes.
Cuando un resplandeciente y duradero sol hace refulgir todavía más la belleza del paisaje natural sureño, que tanta admiración provoca en los visitantes, aquí en la ciudad, en contraste, salen a relucir inveteradas deficiencias que tienen que ver con la falta de conciencia turística, reflejada en gente menesterosa y en estado de ebriedad que perturba a los paseantes en el principal paseo junto al mar, así como también en el desaseo en algunos sectores urbanos importantes, donde asimismo la presencia de perros callejeros sigue inquietando especialmente a los turistas.
Lo de los beodos y limosneros en nuestra costanera no es novedad, pero llama la atención que en una temporada de fuerte turismo y de sucesivas visitas de los cruceros marítimos internacionales, no se hayan adoptado las debidas precauciones que garanticen la mayor seguridad e higiene sobre todo en nuestros principales paseos públicos bordeando la bahía.
Reconocida la industria del turismo como uno de los principales ejes económicos de nuestro progresar regional, lo lógico es que se hagan los mayores esfuerzos en impulsar y garantizar su desarrollo. Velando, particularmente, por la tranquilidad, resguardo, esmerada atención y entrega de los más eficientes servicios a quienes llegan a conocernos. Los mismos que -agradecidos- después multiplicarán sus recomendaciones para que Puerto Montt no deje de estar presente en sus giras vacacionales.
Urge una enérgica batida policial al libertinaje en el sector costanero en toda su extensión, donde proliferan el alcohol y drogas en antisociales que se adueñan del lugar, ahuyentando con sus malas costumbres y agresividad a la gente honrada que necesita disfrutar de los sectores ribereños de su ciudad. Por algo, hoy por hoy, nadie se atreve a salir de noche a recorrer el centro de Puerto Montt, que en otras condiciones de seguridad y orden sería también una atracción muy especial.
Puertomontinos, valoricemos la enorme importancia del turismo para la capital regional. Cuidemos nuestra casa grande. Aportemos a su tranquilidad y limpieza. No le hagamos daño. Mantengámosla siempre esplendorosa. Respetemos y queramos a nuestros huéspedes. ¡Hagamos turismo de verdad!