El soñado parque para Puerto Montt
En el desarrollo de las grandes ciudades, más allá del cemento, debe haber un lugar preferente para áreas verdes y parques.
En la medida que las ciudades se expanden y equipan, de acuerdo a las demandas de su población también en crecimiento y a las tendencias en boga en cuanto a modernización, generalmente -sobre todo en el caso de Puerto Montt- suelen olvidarse las áreas verdes, que son vitalmente indispensables para que el desarrollo urbano sea armonioso, integral y saludable.
Cada vez que se han consultado las aspiraciones de la comunidad local, tanto a través de encuestas de entidades, como de reportajes y entrevistas de nuestro Diario, la respuesta ciudadana unánime ha coincidido en los imperativos de un gran parque natural y de sectores arborizados, donde la gente pueda relajarse y compartir fuera de las horas de trabajo y en sus días de descanso. Espacios ecológicos, con apoyo cultural y recreativo, que son tan indispensables para la paz del espíritu y la recuperación de energías en medio de la naturaleza y el paisaje que enmarca nuestro entorno.
Sabemos que está en perspectiva ocupar -para desarrollar este pulmón verde- la zona de Egaña alto, donde estuvo muchos años el complejo petrolero, estando esa área hoy desocupada y a la espera de obras como la en comento. Además que las autoridades afines se han mostrado dispuestas a apoyar una habilitación de este tipo que tanta falta hace en la capital regional. El punto es tomar la decisión y comenzar a ejecutar el proyecto en el corto plazo, puesto que más dilaciones implicarían el despertar de otros intereses negativos para este gran anhelo.
Y a propósito de la Casa Ebel, simbólico patrimonio histórico porteño que está hoy en riesgo de demolición, emerge como una oportuna sugerencia la propuesta de salvarla integrándola al proyecto parque en Egaña. Del que sería un valioso atractivo no sólo como una admirable reliquia de nuestros antepasados, sino que también podría utilizarse como sitio de encuentros artísticos, entre otras iniciativas.
La accesibilidad del lugar, bastante céntrico, ha captado las preferencias de los puertomontinos, que sueñan con una zona de hermosas arboledas, jardines y autóctonos arbustos, con espacios para la conservación patrimonial y expresiones culturales, donde cultivar la amistad de la mano de una purificante y amigable naturaleza.