Afortunados hinchas que vieron en vivo y en directo los mundiales
privilegiados. Porteños que tuvieron la dicha de asistir a Francia 98 y Sudáfrica 2010, cuentan sus historias.
Ser testigo de uno de los espectáculos deportivos más importantes del planeta, como es un Mundial de Fútbol, debe ser un momento sublime en la vida de un fanático de este deporte.
Y aquellos que han cumplido este objetivo deben sentir un orgullo que no cabe en el corazón.
El concejal porteño José Segura viajará -con éste de Brasil-a su tercer mundial. En Estados Unidos 1994, tuvo la oportunidad de estar en el país del Norte y aunque no estuvo presente en los partidos, sí pudo vivir el ambiente de la Copa del Mundo que significó el tetracampeonato para los cariocas.
Pero fue en el Mundial de Francia de 1998, donde el político de Renovación Nacional pudo disfrutar de los tres partidos de primera fase de la Roja. Primero, frente a Italia en Burdeos y los siguientes con Austria y Camerún. 'No pude asistir al partido de segunda fase con Brasil, lo que me hubiera encantado en ese momento; pero, de todas maneras, fue una experiencia inigualable alentando a la selección que volvía a la cita mundialista después de 16 años', subraya.
Quien también pudo viajar en solitario a una cita mundial, fue el ingeniero civil Marco Viñales, quien acompañó a la Selección Chilena desde Puerto Montt, al Mundial de Sudáfrica del 2010.'Me interesaba conocer además ese país que se te ve tan lejano y desconocido', recuerda este funcionario de la dirección regional de Vialidad del MOP.
Para Marco Viñales, Sudáfrica exhibe contrastes evidentes. 'El estándar de vida de Ciudad del Cabo es de una ciudad europea, pero uno se aleja de allí y aprecia la pobreza extrema, como ocurrió en el partido en Nelspruit, donde Chile se enfrentó a Honduras en un estadio que era rodeado de zonas sin urbanización', comenta Viñales.
El profesional estuvo 10 días en Sudáfrica, en la que presenció dicho encuentro y tuvo la oportunidad de ver otro duelo entre Italia y Paraguay en Ciudad del Cabo y luego fue al de Chile. 'En Nelspruit, me llamó la atención que como los estadios no se llenaban, los organizadores llevaban a miles de escolares para repletar el recinto', asegura.
Con respecto al viaje, Viñales reconoce haberlo planificado al continente africano sólo unos días antes, ya que adquirió el paquete a un precio más razonable de lo que se habían ofrecido en un principio y considerando lo caro que resulta hoy un paquete similar en Brasil, que está mucho más cerca de nuestro país.
El puertomontino aprovechó el tiempo de hacer algunos tours en este país. 'Allá fue fácil hacer amistades, había mucho ambiente como sucede en todo este tipo de eventos, así que nunca anduve solo', manifestó.
Otro hincha local que tuvo el privilegio de presenciar un Mundial, fue Nicolás Pérez, quien asistió a los duelos de semifinal y final de Francia 98.
'Tenía 11 años y mi papá, Víctor Hugo, quien falleció un año después del viaje, ganó un concurso mundial de Motorola, marca que estaba ligada a la empresa donde él trabajaba. Tuvimos la suerte de que él fue uno de los ganadores y el premio era de un viaje de 8 días a Francia, para ver los partidos finales del campeonato. Jamás me había embarcado en un avión ', recuerda Pérez.
Para el funcionario de La Araucana, fue una experiencia inolvidable de ver estos encuentros en el estadio Parque de los Príncipes de París. 'Había estado en el Nacional y el Santa Laura, pero lo que se respira allá es distinto, a estadio lleno y con una fiesta impresionante de los franceses que ganaban su primera Copa del Mundo hace 16 años', comenta Pérez.
Relata que gracias al premio conoció una ciudad maravillosa e imponente como Paris y que también, entre otras anécdotas, compartió una foto con Nelson Acosta, quien se quedó a ver la final.