A los angelicales sones del órgano, de estética romántica, de la iglesia de la Compañía de Jesús, esta congregación religiosa en Puerto Montt -que resalta por su fecunda obra educacional en el Colegio San Francisco Javier de esta capital regional- conmemorará este jueves 31 el día de San Ignacio de Loyola, su fundador en 1539, con un gran concierto, a las 19.30 horas, en el histórico templo de calle Guillermo Gallardo.
Además de la connotación que ostenta este acontecimiento cultural, por ser un homenaje jesuita a San Ignacio, llama la atención, de modo muy especial, porque se trata de un concierto en el que se utilizará esa gran reliquia musical que es el órgano traído a esta ciudad en 1909 y que tras una etapa de desperfectos -cuyos mayores daños los afrontó con motivo del terremoto que devastó la zona sur en 1960- fue restaurado no hace mucho por los exalumnos sanjavierinos Iván Brauning, Jaime Teuquil y Agustín Guiñez, en un esfuerzo ejemplar. Los mismos tres jóvenes músicos, que darán vida a esta singular velada tocando en el antiguo y hermoso órgano inmortales piezas clásicas para ese armonio.
La historia local narra que este instrumento de mil tubos, que es una donación hecha -hace 105 años- por la familia alemana del padre Guillermo Sander, consta de dos teclados manuales y un tercero a pedal, siendo más de 16 sus registros musicales por tecla.
Carlos Weil, el único músico organista de la Región de Los Lagos con formación de tal, en su momento, cuando el referido órgano estaba deteriorado, calificó como el más importante y valioso existente en la zona sur del país el de los Padres Jesuitas.
Es de esperar que estas iniciativas de proyección cultural, que a la vez connotan la importancia patrimonial de nuestros pretéritos tesoros de identidad, se repitan en nuevos encuentros fraternos junto a la maravillosa música sacra y clásica, revivida desde el mágico teclado del centenario y renacido órgano alemán de la Compañía de Jesús en Puerto Montt.
Se anhela también que nuestra ciudad incorpore en sus rutas patrimoniales a este legendario tesoro musical, que refleja la espiritualidad y sensibilidad del alma puertomontina.