La reciente polémica surgida respecto del destino del terreno del ex puerto petrolero en Egaña alto, parece no tener mayor justificación, toda vez que el sentimiento generalizado que siempre se ha manifestado en Puerto Montt se inclina porque allí se habilite un gran parque natural, apoyado por instalaciones vinculadas a la promoción de las artes.

Las preferencias por ese equipamiento basado en áreas verdes se reafirmaron hace más de un lustro, a través de la encuesta City Marketing realizada en la capital regional, donde los puertomontinos marcaron su aspiración de que el referido espacio donde funcionó el complejo de combustibles, se ocupe para un parque natural con especies autóctonas de la región, entre otros atractivos propios de un rico entorno ecológico orientado a contribuir a la preservación de nuestro medio ambiente. Y que, al mismo tiempo, sea un acogedor lugar de encuentro ciudadano, donde junto al goce de la naturaleza, la gente apacigüe su espíritu con la tranquilidad del entorno y la opción de compartir con los vecinos en un marco de armonioso equilibrio con el hermoso paisaje local.

Convengamos que Puerto Montt crece estructuralmente a pasos agigantados, pero en cuanto a áreas verdes -saludables y recreacionales- permanece estancado. Razón por la cual una de las concepciones de ciudad prioritarias que es imperioso privilegiar, es la construcción de una urbe equilibrada, donde combinen en plena armonía lo moderno, lo tradicional y el entorno natural. Esto porque, por lo visto, suelen predominar irrefrenables ímpetus modernizadores reflejados en una excesiva preocupación por el cascarón urbano. Lo que implica mucho cemento sobre la ciudad y escasa implementación para el esparcimiento y la convivencia al aire libre. Lo que tanta falta hace, según el clamor de residentes y visitantes.

En el municipio hay conciencia de ésto y apoya el desarrollo de un parque urbano en los espacios que dejó el enclave petrolero. Lo mismo que el intendente Nofal Abud, quien anunció el 18 de julio la formación de un núcleo técnico interministerial en pos del emplazamiento de ese gran pulmón verde que tanto necesitan Puerto Montt y sus habitantes, cuya calidad de vida no está completa por esa carencia.

Hace algunas semanas manifesté en Puerto Montt mi preocupación por la falta de avances de parte de la institucionalidad pesquera en el cumplimiento de los compromisos adquiridos con la pesca artesanal, cuestión que esta semana he reiterado en el Senado. Es de público conocimiento que no existen, a la fecha, avances significativos en materias prioritarias para el sector, como la revisión de la Ley de Pesca, la Ley Bentónica, la refundación del Instituto de Fomento Pesquero y la declaratoria de la prolongación de las cinco millas desde Los Lagos hasta la Región de Magallanes como zona exclusiva y sin perforaciones de operación de la pesca artesanal. El proyecto del Instituto de Desarrollo Pesquero Artesanal tampoco ha registrado evolución alguna en estos meses. A ellos se suman otras cuestiones de vital importancia, como la reducción de la pesquería de la merluza del sur, cuya cuota de extracción se redujo considerablemente en 2014, impactando de manera grave los ingresos de los pescadores y de la industria ligada a su procesamiento. Como compensación, se ha optado por entregar un bono de $ 750.000, divido en tres meses, subsidiando así la baja de las capturas autorizadas. Pero los pescadores de la región de Los Lagos me han dicho -con toda la razón de su parte- que ellos están para pescar y no para ser beneficiarios de bonos. Es por ello que, frente a la imposibilidad de ampliar la cuota de la merluza del sur he planteado la necesidad de evaluar la incorporación de otros recursos que permitan suplir esta caída, como la pesquería del salmón escapado. Estudios indican que al menos el 5% de la masa de salmón de cautiverio se escapa cada año de los centros de cultivo. En ese contexto he propuesto implementar una pesca de investigación de captura directa de este recurso con los pescadores artesanales, para determinar directamente la biomasa disponible, los estados de madurez, distribución geográfica y otros, a los que se sumarían de manera inmediata y directa nuevos ingresos para miles de familias de pescadores. Es momento de asumir que la conflictividad del sector pesquero artesanal se debe principalmente a que hasta el día de hoy nos hemos hecho cargo de su contención pero no de su solución. Desde mi rol, seguiré apoyando las legítimas demandas del sector pesquero artesanal, continuaré exigiendo el cumplimiento de los compromisos contraídos y buscaré, de común acuerdo con los involucrados, vías de solución para proteger la pesca artesanal que es un importante soporte económico y social para miles de familias.