Jesús se retiró a Galilea, invitando a la conversión de vida: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia" (Mc 1, 15). Mientras iba por la orilla del mar, Jesús llamó a Simón y Andrés, que eran pescadores. Jesús les promete que serán pescadores de hombres. Ellos dejaron las redes inmediatamente y lo siguieron. Después llama también a Santiago y a su hermano Juan, que estaban en su barca arreglando las redes. Ellos lo siguieron inmediatamente, dejando en la barca a su padre Zebedeo (cfr Mc 1, 16-20). Jesús invita a la conversión. ¿Qué es convertirse? Se trata de un cambio de rumbo de nuestra vida.
En concreto, significa tomar en serio nuestra lucha contra el mal y el pecado. A nivel personal, implica buscar el modo de no dejarnos llevar por conductas que nos dañan o que causan un mal al prójimo. Ahora bien, el norte para buscar el cambio de vida lo encontramos en los valores del Reino de Dios, sabiendo que el Reino fundado por Jesús tiene como base la paz, la justicia, el amor, la verdad. Dicho de otro modo, implica seguir el camino propuesto por Jesús, esto es, el camino de los mandamientos, que son un bien para el desarrollo personal y para el conjunto de la sociedad. En el fondo, significa abrir las puertas de nuestro corazón a Jesús, que nos trae la Buena noticia de la salvación. Jesús sabe de nuestras debilidades, conoce nuestros errores y tentaciones. Por eso siempre nos da otra oportunidad y espera que cambiemos de vida. Si le pedimos de corazón perdón por nuestros pecados, siempre nos perdonará.
Un buen ejemplo de bondad y misericordia de Dios con el hombre es el caso de los ninivitas que creyeron en Dios e hicieron penitencia. Al tomar conciencia de la dirección equivocada, encontraron misericordia (Jn 3, 1-5.10). Pensemos también en el caso de San Pablo, cuya conversión celebramos en este día, que siendo un perseguidor de los cristianos, llegó a ser un Apóstol de los gentiles, anunciando la bondad y la misericordia de Dios al mundo. ¿Qué hacer para cambiar de vida? Examinarnos a los ojos de Dios, dejarnos interpelar por la Palabra del Señor, y asumir en conciencia, libre y voluntariamente, el camino del bien. Dos grandes sacramentos tenemos a disposición: la Confesión y la Eucaristía. A través de la Confesión somos perdonados por Dios y renovamos el compromiso de vivir una vida nueva, y, a través de la Eucaristía, somos fortalecidos en nuestro proceso de conversión y de seguimiento de Jesús.
Pbro.Dr. Tulio Soto Manquemilla. Vicario General del Arzobispado de Puerto Montt.