Los casos de corrupción que han escandalizado al país, han generado el momento propicio para construir una nueva agenda de probidad y transparencia.
A los casos Penta, Soquimich y aristas derivadas, debemos sumar las licitaciones de la basura (que no escapa, sin duda, a las regiones); la investigación a consejeros regionales, alcaldes y concejales. Todos ellos (y ellas) involucrados en escándalos inaceptables, que es nuestro deber repudiar, apoyando, de paso, iniciativas que nos conlleven a detener, de una vez por todas, esta malas prácticas que sólo han dado pie para tener un país dividido y perdido en la desconfianza.
Chile no puede caer en la lista de países en donde la corrupción "es como el pan de todos los días".
Y, justamente para ello, será fundamental ser duros y categóricos para condenar penal y electoralmente el financiamiento fraudulento de las campañas; regular las facultades de los alcaldes y consejeros regionales; así como también al sector privado, dotando de mayores atribuciones al Servicio Electoral (Servel) y organismos fiscalizadores.
No queremos nunca más parlamentarios involucrados en delitos y cooptados por intereses económicos; tampoco a alcaldes y concejales siendo presas del dinero, corrompidos en licitaciones públicas que dirigen para sus ilegítimos fines. No queremos a consejeros regionales investigados por cobros de "boletas truchas", ni funcionarios del Estado arreglando licitaciones, precios, ni utilizando de mala forma su poder. Nunca más.
Lo que si queremos, y con mucha fuerza, es un Chile mejor. Eso está claro. Un Chile de verdad. Un país en el que se deba erradicar la corrupción, en todos sus niveles, tarea que nos involucra a todos, sin diferencia alguna.
Por ello es de tanta importancia la agenda de probidad y transparencia que ha anunciado la Presidenta Michelle Bachelet. Pues es un primer gran paso para dejar en el pasado la política de los "arreglines" con el empresariado y dar paso al presente y futuro de un Chile próspero y realmente democrático.
Fidel Espinoza Sandoval.