- ¿De dónde sacaste los personajes trizados de tus cuentos?
- De la vida cotidiana. No creo que exista una persona que pasada cierta edad se considere entera, sin trizadura. Pero eso no significa que sean personajes tristes, no únicamente al menos. Estar quebrado implica también haber tenido experiencias: vivir, equivocarse, sufrir, y luego, entender que la vida sigue. Los personajes del libro vienen de familias de clase media, que es la que me tocó conocer de cerca. Intenté mostrar sus aspiraciones y dificultades materiales, su apocamiento, su falta de empatía, su fuerza, lo trabajadores que son y los créditos con los que se endeudan. Cómo se enfrentan constantemente a su origen, ya sea para dejarlo atrás o para afirmarse en él.
- ¿Por qué te hiciste escritora?
- Siempre escribí diarios de vida y cosas así, pero a los 21 me lo tomé más en serio. En esa época estudiaba Literatura y mis mejores amigos comenzaron a escribir ficción: faltaban a la universidad y se encerraban a escribir todo el día. Me alucinó el romanticismo y la disciplina con que lo hacían, y me les uní. Supongo que es importante mantener un equilibrio entre esas dos cosas: romanticismo y disciplina. Al escribir hago lo que más me gusta, pero es un oficio muy difícil, por lo menos para mí, que no poseía talento especial y partí de cero. Fue y será mucho trabajo, un enfrentarse al fracaso constante, porque nunca puedes plasmar en palabras lo que tienes en la mente.
- ¿Con qué asunto de Chile harías una historia?
- Las olas que unieron las playas de Tongoy tras el terremoto, me hicieron recordar la ola de suicidios del 2008 en el balneario. En el verano se llena de turistas; para las tragedias, de periodistas, pero entre medio los pueblos están solos. Creo que en la muerte de esos 8 jóvenes se pudo ver algo de la desprotección reflejada en el terremoto. Los suicidios son una llamada de auxilio, pero también los veo como un silencio rebelde. Se supone que la falta de oportunidad y el alcoholismo fue la causa, pero lo cierto es que al final esos jóvenes tomaron una decisión. Imagino la historia de dos amigos, uno que decide poner fin y otro que se queda, en esa playa sin veraneantes y más gris.
En varios de los relatos de paulina flores los protagonistas son niños que viven relaciones conflictivas con sus padres.