Planificar las actividades de ocio no siempre es placentero
ESTUDIO. Colocar fecha y hora a los eventos que se realizan en el tiempo libre hace que se transformen en algo similar a un compromiso de trabajo.
La vida cotidiana de una persona puede estar llena de compromisos y tareas pendientes. Reuniones, idas al médico, clases y festejos en familia o con los amigos. A esto hay que sumar el tiempo que destinan las personas en revisar las actualizaciones de sus conocidos en las redes sociales.
¿Cuál es el precio de invertir estos esfuerzos, sin espacio para uno mismo? ¿Qué ocurre cuando una persona planifica tanto los deberes como las actividades de ocio?
Una serie de 13 estudios de la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.) recalcan la importancia de disponer de un tiempo libre para mantenerse al margen del ajetreo y no fijarse de manera excesiva en el calendario.
Dos investigadoras encontraron que fijar una fecha y hora específica para realizar actividades recreativas las hizo menos agradables. "Encontramos que el ocio, una vez programado, se convierte en algo más que el trabajo", señaló Selin Malkoc, académica de la Universidad de Washington y coautora del estudio.
"Como resultado, las personas se vuelven menos excitadas e incluso resentidas con su ocio programado. Tal vez lo más importante es que también disfrutan del ocio programado menos que el ocio sin programar", explicó la especialista en marketing.
Malkoc, junto a su colega Gabriela Tonietto, observaron las experiencias de un grupo de 60 personas que realizaron diversas actividades de ocio. Por ejemplo, acudir a una obra de teatro, disfrutar de un café o aperitivos con un amigo o pasear en automóvil.
Malkoc indicó que en un estudio, cuando pidió a los participantes pensar en la última película que habían visto e informar acerca de lo mucho que les gustó y si había cumplido con sus expectativas, quienes habían fijado planes mostraron un menor índice de placer.
Las autoras sostuvieron en la investigación que planificar con anticipación no prevé los factores que pueden influir en ese día. Por ejemplo, si alguien tiene planificado un panorama para un viernes, quizás ese día la persona haya enfermado o no esté de ánimo. Como la cita quedó prefijada, la persona lo procesa como una tarea más y no como una actividad de ocio.
Sin embargo, las especialistas no minimizan el verdadero objetivo de la calendarización. "Una gran cantidad de investigaciones anteriores han demostrado que la programación y la planificación es importante para conseguir que las cosas se hagan", remarcó Malkoc.
"De hecho la programación aumenta las posibilidades de participar en ellas (tareas de ocio). Pero por otro lado, tenemos la tendencia a disfrutar menos de ellas. Así que realmente es un juego de equilibrio y se llega a saber lo que se va a ganar o perder cuando programamos actividades divertidas", subrayó la investigadora.
¿Cómo distribuir el tiempo para la diversión sin que se convierta en una carga? El estudio aconseja a las personas ser un poco menos estructuradas con sus planes. En resumen, ser más flexibles con los horarios permite también tener un mejor rendimiento en las actividades a realizar.
Por ejemplo, en lugar de planificar un paseo al aire libre a las cuatro de la tarde, variar los tiempos y los días. Porque de todas maneras, estudios anteriores aseguraron que estar en la naturaleza, aunque solo se trate de una caminata por el parque, mejora la cognición y reduce la ansiedad.
Pros y contras de la planificación
En general es recomendable planificar las actividades diarias para disponer del mayor tiempo libre posible. Algunos especialistas recomiendan organizar el día de adelante hacia atrás, es decir, desde la hora de término hasta el inicio de las actividades, ya que de esta forma la persona tiene mayor control de la hora en que finalizará sus deberes. Si bien la planificación suele no dejar espacios a la improvisación, tener un plan B puede ser útil en casos de emergencia.
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