Erwin Schnaidt Ávila
La que pretendía ser una marcha pacífica en apoyo de los pescadores artesanales afectados por la Marea Roja, terminó en un enfrentamiento entre estudiantes universitarios y Fuerzas Especiales de Carabineros.
La manifestación congregó a cerca de 500 personas, que pasadas las 18 horas de ayer, iniciaron su caminar desde el frontis del Terminal de Buses rumbo al centro, para lo cual utilizaron las tres pistas de circulación de Diego Portales.
Sin embargo, al poco andar, a la altura de la intersección con calle Talcahuano, les esperaba el carro lanzagua, desde el cual salieron los primeros chorros contra los participantes de esa manifestación.
Mientras que al otro lado les esperaban más vehículos policiales, entre ellos el popular "zorrillo", que arroja gas lacrimógeno.
Los estudiantes se dispersaron hacia la costanera, pero igual fueron perseguidos por dos "zorrillos", que inundaron el aire de su carga humeante, sin considerar que a una cuadra se producían compras en la víspera de la celebración del Día de la Madre.
Mientras los estudiantes huían hacia el Terminal de Buses y otros se guarecían en el vagón cultural del municipio; en calle Varas, algunos comerciantes comenzaron a bajar sus cortinas, ya que muchos compradores escapaban del efecto en sus vías respiratorias y lagrimales.
La nube lacrimógena no respetó edad ni sexo. Mujeres, hombres, ancianos y niños sufrieron sus efectos. No faltaron quienes recriminaron a los efectivos policiales apostados en calle Ancud con Andrés Bello, quienes se mostraban imperturbables.
La orden final que llegó desde los altos mandos institucionales, fue detener a la mayor cantidad de manifestantes y terminar por dispersar esa marcha que, sin autorización de la autoridad administrativa, buscaba llegar a la Plaza de Armas para mostrar su apoyo con la causa de los pescadores artesanales.
Cerca de las 20 horas, las escaramuzas continuaban por el centro y fue así como una bomba lacrimógena llegó a la puerta del local de McDonald's, ubicado en Guillermo Gallardo con Antonio Varas. En el lugar, había familias completas con sus hijos, que rápidamente hicieron abandono del establecimiento.
En el Paseo Talca con Urmeneta, también hubo incidentes y los transeúntes debieron escapar para no ser alcanzados por los gases, ni verse en medio de esas revueltas.