"Hay algo que ocurre en el mar expuesto que no lo conocemos; no hay ninguna estación de monitoreo"
Falta información sobre el fenómeno de la Marea Roja y, más aún, no existe un ente que la procese y la tenga al alcance de las personas que toman decisiones.
Ese es parte del análisis de Daniel Varela, doctor en Ciencias -mención en Ecología y Biología Evolutiva-, quien es director del Centro de Investigación y Desarrollo de Recursos de Ambientes Costeros (I-Mar), donde trabajan 15 investigadores.
Varela explica que los primeros registros de este fenómeno datan de 1972 en la zona de Magallanes. Con el paso de las décadas, casos de este tipo fueron avanzando hacia el norte, hasta llegar a Chiloé. "En 2002 hubo un gran evento, que generó efervescencia", sostiene, enfatizando que estos episodios se desarrollaron en zonas de mar interior, a diferencia de lo que está afectando actualmente entre Cucao y Bahía Mansa.
Sobre los orígenes de este tipo de florecimientos de microalgas nocivas es categórico: es clave hablar desde la base de evidencias científicas.
-¿Qué probabilidad hay que el vertimiento de salmones muertos al mar tenga que ver con la Marea Roja?
-No quiero decir si estuvo bien o mal lo de los salmones, pero es muy poco probable que un fenómeno tenga relación con otro. Toda la materia orgánica que se descompone tiene que mineralizarse para que (la microalga) la use y crezca. Y eso en menos de dos semanas no ocurre.
-¿Hay un vínculo entre la mortandad de salmones y la crisis de la Marea Roja?
-Como fenómeno sí, ambos son florecimientos algales nocivos. En la naturaleza hay 6.000 microalgas descritas. De aquellas, 300 son capaces de aumentar rápidamente en condiciones adecuadas. Y dentro de esas, 80 son tóxicas. De esas, nosotros al menos reconocemos tres en Chile. Sobre lo inicial, me atrevo a pensar que mientras pasaba lo de los salmones, se gestaba la Marea Roja.
Capacidad predictiva
-¿Por qué no se pudo prever esta situación que afecta a los mariscos y quienes trabajan en este sector?
-Hay algo que ocurre en mar expuesto que no lo conocemos; no hay ninguna estación de monitoreo en esa zona. No hay registro, sólo algunas ideas vagas de lo que puede estar sucediendo. Todo esto está ligado a situaciones excepcionales meteorológicas, que hemos vivido durante el verano y otoño.
-¿Esto va de la mano con el denominado "Niño Godzilla" y las altas temperaturas?
-Sí. En 1982/1983 y 1997/1998 hubo "Niños". Pero el de ahora es excepcional. Los dos anteriores se concentraron en la parte norte de Chile. ¿Por qué es distinto? Hablamos que en verano, normalmente el mar expuesto y cerca de los canales debe estar entorno a 12ºC; en invierno entre 7ºC y 9ºC máximo. Sin embargo, ahora está en los 18ºC. Este fenómeno se ha visto con efectos visibles y medibles hasta la zona de Coquimbo, La Serena; pocos reconocen efectos más al sur.
-¿Dónde se falla para tener capacidad de acción, más allá de reaccionar?
-Hay dos temas: cuando pasan estos temas, se generan las alertas, pero pasa el tiempo y no queda nada. Información hay, no toda la que necesitamos. El problema es que está dispersa, no disponible para comprenderla de forma cabal. Tampoco hay un ente que la manipule, la digiera y la disponga.
-¿Qué información falta para tomar más y mejores decisiones?
- En Magallanes tienen datos de lo que viene pasando desde la década del 90. Nosotros apenas tenemos registros desde 2006. Si bien es útil, necesitamos una masa de datos sustancial (...). Nosotros debiésemos ser en esta ciudad referente mundial, dando lección de todo lo que pasa.
-Se carece entonces de una política acuícola que integre el conocimiento científico...
-Falta un "paraguas" con el que manejarnos. Para la acuicultura en general, o en el desarrollo de las pesquerías, deberíamos dominar toda esta zona, con métodos predictivos.
-¿Que le parece la comisión de expertos "independientes" que anuncio el Gobierno?
-Hay una dualidad sobre el "quién lo hace": ¿el Estado o los privados? Eso tiene que ver con los grandes niveles de desconfianza a todo nivel ¿Quién tiene la razón? Yo te puedo decir que los expertos somos neutrales y nos basamos en evidencia. No vamos más allá.