Carelmapu se convierte en un pueblo fantasma y critican ayuda
TRABAJO. El 95 por ciento de la costera localidad depende de los recursos marinos. El movimiento en el muelle pesquero se detuvo, y era el lugar que daba vida al pueblo. En Calbuco y Maullín, se vive una situación similar, pero la actividad continúa. Mercados ofrecen pescado y algunos locales ya cerraron.
La actividad en el muelle de Carelmapu se detuvo, y con ello el tradicional movimiento en la costera localidad cuyos habitantes en un 95 por ciento viven del mar.
Así es el día a día en este pueblo de pescadores y mariscadores hace aproximadamente un mes, desde que se decretó la alerta sanitaria por la presencia de Marea Roja, y lo que dio paso posteriormente a Zona de Catástrofe.
Son aproximadamente 3 mil las personas que viven en este punto de Maullín, y cuya economía gira en torno a la venta de productos del mar.
Algunos negocios y pequeños mercados aún se mantienen con mercadería, pero temen que el problema -por la falta de recursos económicos- se incremente en los próximos días.
"Calculamos que acá, de mil casas en Carelmapu, no más de 200 recibieron el bono", dijo el comerciante Jaime Rutte, quien es buzo y tiene claro el problema al que se han visto enfrentados los residentes de la costera zona.
Pero, el problema no sólo está en Maullín y los alrededores, también se suma el drama de los recolectores y vendedores de mariscos de Calbuco, quienes no cuentan con ningún tipo de apoyo, agudizando el drama de la subsistencia.
La situación es tan inquietante, que los comerciantes y todos los trabajadores relacionados con el mar, han contemplado un gran curanto a efectuarse este sábado desde las 11 horas en el mercado La Vega.
Malo
Jaime Vera es camionero residente en Carelmapu. Hace un mes que no puede transportar mariscos al terminal de Santiago.
Para el transportista, su pueblo se está decayendo. "Nunca lo había visto así a Carelmapu. No sólo este negocio se puso malo, en general para toda la gente. Lo único que está saliendo es el erizo, pero ese es un producto que se vende acá en las plantas", indicó.
Jaime insistió que el pueblo vive de lo que le da el marisco. "Ello le da el movimiento al pueblo, y lo más preocupante es que sólo algunos han recibido el bono, y no quienes viven el día a día. Esa gente no tiene nada", manifestó.
La calle Bernardo O'Higgins es la vía principal de Carelmapu, y por allí transitan los camiones y vehículos que transportan productos del mar.
Esa es una imagen que ya no es habitual, y refleja el mal momento de la localidad pesquera.
"Se está muriendo Carelmapu, algunos negocios han cerrado, y el movimiento es como usted lo ve ahora: nulo", manifestó Ariel Villarroel, quien es de Maullín, y por motivos laborales debe viajar a la localidad.
Para el maullinense, queda la esperanza que este problema de la Marea Roja pase pronto.
"Me da mucha pena ver el pueblo así, ojalá llegue un temporal fuerte y pueda mover todo lo malo que está en el mar y retorne la normalidad", adujo.
Terremoto
El comerciante de Carelmapu y también buzo mariscador Jaime Rutte fue categórico y dijo que de todos los pueblos costeros afectados por la Marea Roja en la región, el más afectado es esta localidad. "Es el pueblo más dañado porque el 95 por ciento del movimiento (laboral) lo entrega el mar. En 10 días el dinero dejó de circular y lo que se logra vender es de quienes vienen de afuera", aseveró.
Para Rutte, "se trata de un terremoto marino, que si hubiese ocurrido en alguna localidad cercana a Valparaíso, todos estarían ayudando".
El otro problema es la falta de claridad en la información que se entrega respecto al fenómeno.
"Este invierno será muy complejo, porque el panorama cambió para Carelmapu, además hay gente que trabaja en el mar, pero jamás se ha inscrito en algún registro, por lo que no van a recibir ningún tipo de ayuda", argumentó.
Mirta Soto es vendedora de productos del mar y hace un mes que no puede viajar a Puerto Montt a entregar sus productos.
Se trata de una actividad en la cual -así como muchas personas- Mirta ejecuta desde hace aproximadamente 15 años.
"El pueblo está mal, toda la gente por acá trabaja con el marisco y muchos con el piure, y en su mayoría son mujeres", comentó.
La vecina de la localidad costera también criticó la falta de información, y la escasa ayuda que se ha hecho llegar.
"Esos días que la playa estaba con un líquido extraño, que contaminaba nuestra costa, había gente que estaba llorando. Ellos son mariscadores que viven todos los días de ésto", aseguró.
Ribera norte
Víctor Manuel Águila, de Maullín, dijo que a varios pescadores que ya no trabajan en el mar les llegó el bono.
Indicó que se realizará una reunión en la Municipalidad con pescadores, recolectores de orilla y desconchadores, para ver el tema del trabajo.
"Hay muchas personas que no hayan qué hacer. En la ribera norte están muy mal y allí los algueros también están afectados", aseveró.
En la cocinerías, donde se ofrecen productos del mar en Maullín, los clientes ya no llegan. Iris Schwencke y Maritza Soto, de la cocinería número 11 La Chiquitita, contaron que dos o tres son los clientes que están llegando diariamente a almorzar.
"A veces, cerramos temprano, porque todo se transforma en gasto de luz y agua. Entonces, si sigue así la baja de clientes, no vamos a tener con qué pagar", añadió Iris.
Mariscos
Mauricia Haufman lleva un mes sin vender productos del mar en el mercado de Calbuco. Relató que está sobreviviendo con los ahorros, pero indicó que la situación más dramática la están viviendo los recolectores de orilla de las 14 islas que componen la comuna.
"Acá sigue la desconfianza por comer productos del mar, incluso el pescado recién está repuntando en sus ventas. Desde las islas ya no llega marisco, y la gente trae verduras y papas; pero resulta que ese es un producto que ahora se compra en cualquier negocio", observó.
Mauricia dijo que va a estar presente este sábado en el curanto, para llamar a la gente a consumir mariscos con confianza.
"La feria ha disminuido sus ventas considerablemente, en lo que es mariscos, en un 100 por ciento; y producto de ello vamos a tener que reinventar algo", advirtió.
En el mercado La Vega, el problema es similar y quienes recolectan en orilla y venden sus productos en el mercado, nada saben de bono u otro tipo de ayuda.
"Nosotros contamos con un permiso de la Municipalidad para vender, pero nadie a venido a explicar si vamos a tener ayuda. Si vendemos algo, bien, o de lo contrario simplemente no se come", manifestó Arturo José Álvarez.
La situación de incertidumbre del comerciante de Calbuco refleja el drama que en toda esta zona se está viviendo.
3.000 personas residen en la localidad pesquera de Carelmapu en Maullín. De acuerdo a los habitantes, el 95 por ciento de las personas vive de lo que entrega el mar.
100 por ciento bajó la venta de mariscos en la feria y mercado La Vega en Calbuco. Afectados por la Marea Roja piden claridad respecto a la ayuda ofrecida por las autoridades.
11 es la cocinería que en el mercado de Maullín bajó su clientela en forma significativa. El local La Chiquitita permanece abierto sólo media jornada.