El cangrejo no era inmortal
En la panorámica que nos deja la angustiante situación de nuestra región, hasta los dichos han muerto a la par del mar. Jaibas muertas en nuestras costas, haciendo compañía a otras especies en la misma situación.
Así comienza la nueva travesía del 95% de los habitantes de Carelmapu, una caleta de más de 453 años de existencia, en la que el mar se ha convertido en su padre, su proveedor, su vida y que por lo demás jamás sufrió de Marea Roja.
Qué pasará con todas estas personas, que durante meses recibirán bonos, los cuales ayudarán a su subsistencia, pero que observan una caleta muerta, deshabitada, su vida en agonía. La agonía de la pérdida de una fuente laboral heredada por inmemoriales generaciones de pescadores, buzos, desconchadoras y comerciantes, que los ubicaron en lo más alto de la producción de las caletas de nuestro país. Y que hoy en día, sienten interrumpida su tradición y de pronto todo lo que conocen pasa a ser intocable. Es impresionante el cariño, el respeto y agradecimiento que le otorgan al mar. Sus palabras sensibilizan hasta al más duro. Les subsidian la alimentación, pero, ¿existe un subsidio para la vida, para la tristeza, para la impotencia? El daño trasciende del tema netamente catastrófico, pues se ha abandonado la tragedia cultural y emocional de cientos de familias, lo que no es menor, ya que la gente de mar tiene una conexión mística con el mismo. Aquella conexión, que si fuese universal no permitiría vivir estos acontecimientos. Como seres pensantes, olvidamos una base fundamental: nosotros no nos alimentamos a nosotros mismos. Es el planeta, su tierra y sus mares, los cuales nos proveen vida, suelo para vivir, aire para respirar y un sinfín de beneficios, que el egoísmo y la soberbia nos han hecho olvidar, autodañándonos en un consciente acto suicida.
El cangrejo no era inmortal, y nosotros tampoco lo somos.
LORENA ESPINOZA ROMÁN.
"Enójate, involúcrate"
Se respira mucha indignación en el país. Y cómo no, si la desigualdad es injusta y nos enoja que sólo en la Región de Los Lagos aún vivan más de 67 mil personas en situación de pobreza, ya sea monetaria y multidimensional. Pero, ¿después de la rabia qué viene? Tradicionalmente, hemos catalogado el enojo como un sentimiento negativo que sólo puede engendrar violencia, podríamos decir también que muchas veces se relativiza esta emoción.
Pero hay una anécdota donde el Padre Hurtado también sintió enojo, cuando en una reunión con mujeres de la alta sociedad de la época, a una de las asistentes se le ocurrió comentar: "Si al menos, los pobres del Hogar de Cristo fueran agradecidos". El sacerdote jesuita estalló: "¿Agradecidos de qué, señora? ¿Sabe usted lo que es dormir de a cinco en una cama? ¿Sabe lo que es alimentarse de las sobras que usted bota al tarro de la basura?". Pero la rabia no paralizó a nuestro Santo, muy por el contrario, canalizó esta emoción involucrándose por una causa: el Hogar de Cristo.
Este motivo nos impulsa a contagiar con esta Campaña de Socios 2016, lo que movilizó durante muchos años al Padre Hurtado, y transformar la sensación de rabia e indignación que provocan los casos de abuso, corrupción, injusticia y desigualdad de los que somos testigos a diario, hacia la energía movilizadora para cambiar Chile. "Enójate, Involúcrate" no sólo es el nombre de nuestra nueva Campaña de Socios.
Queremos comprometer a 50 mil nuevos socios, para que se involucren en la causa de construir un Chile más digno y justo.
Llamamos a hacernos cargo de nuestra rabia, pero con un sentido distinto: no para crear un país violento, sino para que esa energía vigorice el trabajo por los más pobres entre los pobres de nuestro país. Ejemplo de ello es el compromiso de nuestros socios, pues gracias a su aporte hemos podido financiar más de la mitad de los 450 programas sociales distribuidos a lo largo de todo Chile, acogiendo a más de 37 mil personas y sus familias.
Entonces, ¿qué viene después de la rabia? Involucrarse.
EDSON SOBARZO. Director Ejecutivo Sede Los Ríos y Los Lagos. Hogar de Cristo.
Etiquetado de alimentos
En pocas semanas más, entra en vigencia la ley de etiquetado de alimentos, la cual hace ya algunas semanas hemos visto aplicada en diversos productos. Gracias a esta ley, nos enteramos que la azúcar es alta en azúcar, las longanizas altas en grasas saturadas, la sal alta en sodio, lo que muchos ya sabíamos de antemano al revisar la información nutricional de un producto.
No obstante, a pesar de esta redundante forma de informar el contenido de los alimentos, no se ha cumplido con la expectativa y demanda ciudadana de que se etiquete y se informe en los alimentos, aquellos que son, o contienen, transgénicos.
HANS FIEBIG M.