Redacción
Zapatazo imparable de Arturo Vidal a los 86', pasa por entre las piernas de tres peruanos, se aleja lentamente del portero Gallese y se convierte en uno de los goles más gritados del último tiempo para los fanáticos chilenos. El grito de Arturo, fue el grito de todos y la renovación de la esperanza mundialista que desde hace meses -y sobre todo en este último partido- parecía esfumarse.
El primer tiempo de Chile fue esperanzador. Una larga y necesaria bocanada de aire en medio de tiempos amargos y desalentadores.
La Roja salió con todo contra los del Rímac. Salió a la cancha como todos esperamos, como han demostrado poder hacer y como debe jugar el actual bicampeón de América.
Las últimas fechas de las Clasificatorias a Rusia fueron puro dolor en la Selección Chilena y la esperanza de ir a Rusia parecía estar cada vez más lejos, pero La Roja reaccionó y lo hizo a tiempo.
Por la banda izquierda Jean Beausejour y Alexis "El Maravilla" Sánchez se hicieron un picnic con los peruanos; por el otro lado, Charles Aránguiz se juntó con Mauricio Isla -que levantó exponencialmente su nivel en relación a partidos pasados- para hacer daño desde el principio. Por el medio un incansable Marcelo Díaz recorría más que nadie el terreno y era el primer generador de todas las jugadas de los nacionales. Vidal en lo suyo, apropiándose de cada rincón vacío de la cancha.
Contexto feliz en que Vargas se perdió un gol y tan solo un par de minutos después (a los 9') llegó el primer tanto del partido merced a un exacto centro del "Huaso" Isla que cabeceó el "Rey" Arturo en solitario. La Roja explotaba de emoción y empezaba a cambiar la pesadilla del camino a Rusia por un sueño más agradable. De ahí se lo perdió nuevamente Vargas, Vidal solo frente al arco y Sánchez terminando el primer lapso. Los de Pizzi merecieron mucha mejor suerte en el marcador, y el 1-0 era más que merecido, pero el destino "jugaría" un rato con la esperanza chilena.
Terrorífico
El segundo período mostró a un Chile que intentó manejar la pelota, pero que con el correr de los minutos se fue diluyendo y, por culpa de su nerviosismo, empezó a entregar parte del gramado a los visitantes, que se aproximaron una, dos veces, y a la tercera, un "puntete" de Edison Flores a los 75' revivió las peores historias de los rojos.
La decepción era total, la desesperanza se apoderaba de los 17 millones, pero el guión de terror tendría un final feliz. Sí, porque los lobos feroces nacionales tenían al incansable Arturo Vidal, a aquel que le apodan el "Rey" y que pese a jugar con gripe y lesionarse en el primer tiempo, llevó su ímpetu y garra hasta el límite para sacar un pelotazo a los 86' que se anidó en la historia de las leyendas que contarán los niños en unos años más. Por ahora Chile sigue soñando y Arturo lideró la hazaña.