Mientras los dinámicos valdivianos reviven un singular recorrido turístico, echando a andar otra vez su histórico tren, denominado "El Valdiviano" -entre diciembre y marzo venidero-, según lo informado en los medios, en Puerto Montt continuamos hibernando en las cavernas del ocio y la indolencia, sin hacer absolutamente nada por rescatar el vital transporte del ferrocarril, aunque sólo fuera para la temporada del alto turismo.
Ideas no han faltado en los últimos años sobre este tema. Nada más que eso.
Se ha hablado de un tren de cercanía Osorno-Puerto Montt, de un ferrocarril turístico lacustre-los volcanes, etcétera. Y hasta se han mencionado la posibilidad de rescatar el servicio ferroviario de pasajeros desde la zona central a la Región de Los Lagos. Pero, como siempre ocurre por estos lares, esas palabras y buenas intenciones habitualmente terminan por evaporarse en la resignación de seguir así.
Frágil convicción, cero compromiso, inveterada desidia, acechando y aniquilando hasta el más mínimo asomo de entusiasmo por la causa del tren, son cada vez más evidentes a la luz de la inercia puertomontina frente a metas de fondo como ésta. Pero que tuviera su etapa de esplendor cuando, hace algunos lustros, el centro para el Progreso de Puerto Montt, liderado por Tótila Lintz, logró la adhesión de más de 40 mil puertomontinos, que firmaron su anhelo de la reactivación ferroviaria, conscientes de que este recurso de transporte, por su estratégico complemento, es primordial recuperar. ¿Dónde están esos adherentes hoy, que no se pronuncian ni defienden el anhelo que ayer suscribieron?
A fin de cuentas, lo concreto y admirable es que, ahora, desde Valdivia nos dan el mejor ejemplo de cómo despertar de la apatía y la incuria, con iniciativa, voluntad, unidad y trabajo. Haciendo funcionar el viejo tren valdiviano, que con toda seguridad será la máxima atracción turística de la Región de Los Lagos durante este verano.