El terremoto 7,6º del pasado domingo de Navidad, con epicentro en Melinka, fue el quinto movimiento telúrico de 2016 más fuerte en todo el mundo. Paradójicamente, y pese a la gran magnitud del fenómeno, los daños se concentraron en apenas un par de casas de Quellón, cortes en rutas interiores de Chiloé y la caída de algunas imágenes religiosas en las Iglesias Patrimoniales. "Los carpinteros de Chiloé son los mejores de Chile", dijo a El Llanquihue Hernán Ulloa, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, a la luz del buen trabajo en materia de edificación. Así las cosas, sólo pasaron un par de horas para que turistas y lugareños retomaran la tranquilidad. Hasta volvieron las "selfies".