En 1992, el país eligió -por primera vez en décadas- a sus alcaldes y concejales. 12 meses más tarde, se publicaba la ley de gobiernos regionales. Hoy, a más de 20 años de esos hitos, somos protagonistas de uno de los cambios más importantes en materia de descentralización desde el retorno de la democracia: la promulgación de la reforma constitucional que establece la elección directa de gobernadores regionales. Quienes siempre han mirado a Chile desde el centralismo probablemente no logren dimensionar la magnitud del cambio que estamos viviendo. No ha sido una tarea fácil y el camino no ha estado libre de escollos. El sistema de administración del país ha privilegiado el control central y no pocos se han adaptado a esa zona de confort que hoy se ve alterada por la potencial irrupción de nuevos liderazgos generados desde las propias regiones. Aquellos que desdeñan este avance argumentando falta de autonomía de las nuevas autoridades no consideran dos cuestiones determinantes para dimensionar la realidad que enfrentarán los gobernadores regionales. La iniciativa se encuentra en su tercer trámite legislativo en la comisión de Hacienda del Senado. Los aspectos relativos al empoderamiento de la nueva autoridad regional serán analizados durante enero y de esa discusión se espera establecer más de un centenar de atribuciones, a las que se sumarán otras en un proceso gradual. Sin embargo, más allá del traspaso formal de competencias, los gobernadores regionales serán depositarios de un capital político importante, que deberá ser utilizado para articular políticas programas y proyectos de desarrollo regional. Es compresible que haya quienes no se sientan cómodos con la idea de una nueva autoridad electa y empoderada. Pero ésta es, precisamente, la clave: El gobernador regional debe ser un gran articulador de autoridades del nivel central, regional y local, de lo público y lo privado. La reforma aprobada el jueves último, abre el camino a la elección directa del órgano ejecutivo de los gobiernos regionales. Si la primera elección se verifica en 2017, habrán pasado exactamente 25 años desde el primer paso, que fue la elección de concejales.

Rabindranath Quinteros Lara.

Senador de la República. Región de Los Lagos.

Así como expira otro año en el devenir puertomontino, con la satisfacción del esfuerzo y el deber cumplido de batallar por un futuro mejor, nace también otra etapa más en esta gran misión de progreso y desarrollo integral por una vida más digna y feliz para todos. Un nuevo año de trabajo, dedicación, esperanzas y logros. Forjado, sobre todo, en la más férrea y generosa unidad, donde predomine con nitidez el bien común y la más constructiva solidaridad de mutua ayuda.

Al partir 2016, redoblemos los empeños por corregir los errores pasados, esmerándonos en adelante a no volver a incurrir en ellos. Y siempre dispuestos a asumir y enfrentar los pequeños y grandes desafíos, que nos obligarán -a los puertomontinos y sureños en general- a superarnos, conscientes de que son retos al temple emprendedor y voluntad de resurgir tan propios de los porteños.

Seguirán siendo tareas prioritarias, la erradicación de los campamentos de pobreza de los sectores marginales de la ciudad; el mejoramiento del afligido tránsito urbano; la optimización del borde costero y potenciamiento marítimo y turístico de Puerto Montt; la puesta en valor y desarrollo de Monte Verde, a la altura de su trascendencia internacional; la habilitación de un gran Parque Natural y de las Artes en el sitio del ex complejo petrolero en Egaña alto; la construcción de la anhelada Biblioteca Regional; la incorporación de conectividad no tradicional para enlazar la explanada céntrica con las altas terrazas de la ciudad; la concreción del proyecto del buscarril entre Alerce y la capital regional; el hermoseamiento costanero con un parque en homenaje a la visita del Papa Juan Pablo II, de la que en abril venidero se cumplirán 30 años; más apoyo -empresarial y de la comunidad- a Deportes Puerto Montt, una institución que puede prestigiar mucho a la ciudad si -entre todos- la engrandecemos. Etcétera.

Que el martillo del progreso no cese de resonar en nuestros ámbitos, para que el trabajo nunca falte ni el pan en el hogar. Dios mediante, recibamos con mucha fe y esperanza el 2017. ¡Feliz Año Nuevo!