Accesibilidad universal: la lucha por convertir las calles en sitios inclusivos para las personas
INCLUSIVIDAD. Si bien la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones no entra en total efecto hasta marzo de 2019, muchas entidades ya han comenzado con el proceso de actualizar sus edificaciones para cumplir con la nueva normativa.
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En Chile, la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones es una normativa que regula las adecuaciones que deben ser realizadas para hacer accesibles y utilizables, por personas con movilidad reducida, los edificios de uso público y que tiene plazo para ser puesta en efecto hasta el 3 de marzo de 2019.
Aunque, en lo que respecta a los bienes nacionales de uso público como veredas, pasarelas peatonales, parques y plazas, éstos tendrán plazo hasta 2018, según indicó la Corporación Ciudad Accesible, organización sin fines de lucro que se dedica a debatir la temática de discapacidad y accesibilidad en el país.
La normativa incluye, dentro de sus especificaciones, que las adecuaciones sean realizadas en función de la accesibilidad universal. La que es "la condición que debe disponer un entorno urbano, edificación, producto, servicio o medio de comunicación, para ser utilizado en condiciones de comodidad, seguridad, igualdad y autonomía por todas las personas, incluso por aquellas con diferentes capacidades motrices o sensoriales", de acuerdo a la corporación.
Pamela Prett, directora de la Corporación Ciudad Accesible, señaló que, en lo que respecta a la nueva normativa, ésta busca que la ruta accesible sea garantizada, la que implica que "desde el exterior, sea la vereda o el estacionamiento, una persona con discapacidad tiene que poder entrar en una ruta accesible y hacer uso de todos los servicios".
Añadió que "antes te pedían un ascensor, un baño, un estacionamiento, con suerte, y éstos no tenían que estar conectados entre sí".
Puerto Montt es una ciudad compleja en términos de accesibilidad, según indicó Marcelo Salazar, director de Teletón en Puerto Montt, debido a que es una ciudad que está "encajonada en medio de varias mesetas".
Pese a ello, el trabajo se debe realizar igual, pero, según comentó Jessica Droppelmann, directora regional de Senadis, la "buena noticia es que las instituciones se han comprometido con el tema de la accesibilidad universal".
Sin embargo, la directora regional de Senadis enfatizó que "se necesita un cambio cultural y eso es lo que cuesta, ya que esto es mucho más amplio que lo que podría aparecer en las estadísticas", debido a que si bien la accesibilidad universal se suele pensar como una medida para personas con discapacidad, ésta también incluye a embarazadas, adultos mayores, personas que utilizan bastones, etcétera.
De acuerdo a Droppelmann, "todos tenemos que poder utilizar los espacios", ya que el objetivo es que no exista segregación.
En carne propia
Alejandro Chocair utiliza una silla de ruedas para desplazarse y explicó que, en general, "la gente no se da cuenta hasta que le toca; a mí me pasó que hasta que no tuve que usar una silla, no me di cuenta, no entendía los problemas".
Según explicó Chocair, la calle Varas es una de las tantas que no está bien diseñada, ya que si bien cuenta con las bajadas de calles, en su mayoría éstas no son a ras de suelo, por lo que usarlas de forma autónoma es bastante difícil.
No sólo eso, sino que, además, cuenta con partes que tienen el pavimento quebrado, letreros que son muy bajos, con los que podría chocar una persona no vidente, entre otras.
"Yo estoy seguro que una vez que las autoridades escuchen, van a querer hacer algo al respecto", enfatizó Chocair.