En una experiencia única en Chile, casi 150 niños, alumnos de distintos establecimientos municipales, se aplicaron con entusiasmo para ser beneficiados con una inédita herramienta pedagógica, -vuelos sobre la ciudad-, que premia no sólo sus calificaciones, sino también su apoyo a la convivencia, asistencia y otras variables propias de la responsabilidad escolar.
Una experiencia que marca la primera vez para muchos de los menores y que grafica casi literalmente el inicio de un vuelo de vida, cuyo derrotero marcará los caminos que irán definiendo sus decisiones a medida que vayan madurando.
El proyecto, -denominado Aguiluchos para Chile-, tiene muchos méritos. El primero es que responde a una alianza público-privada entre la Municipalidad y el Club Aéreo Puerto Montt. Mientras para los primeros se trata de apoyar la formación integral de niños y jóvenes -llenando de sorpresas y asombro su paso por las aulas-, para los segundos obra el interés de fomentar actividades de la aviación deportiva como una forma de aportar al Estado las necesarias reservas de pilotos.
Unidas, ambas visiones apoyan algo fundamental en los estudiantes: la vocación alimentada a través de la experiencia, abierta además a temas de ciencia y de cultura, en una acción meritoria para la educación pública y para nuestra ciudad.
Así, alumnos de 5º Básico a 4º Medio, jóvenes del Instituto Comercial (ganadores de una feria de emprendimiento) y los noveles integrantes del Coro del Daem, son parte de una legión infantil que ya puede apreciar los beneficios de una sociedad unida en un frente común, para darles un sustento valórico y emocional. Y que les revela que los sueños son realizables con tesón, esfuerzo y dedicación, y que se puede crecer a pesar de las carencias.
Que este ejemplo de emprendimiento formativo -en alas de aviones civiles-, sea en adelante la impronta de la generosa actitud nuestra que merecen los niños, de cuya felicidad depende el futuro de una sociedad mejor y más plena.