Mirta Vega
El arzobispo de Puerto Montt, monseñor Cristián Caro, recorre México invitando a a sacerdotes para evangelizar en la jurisdicción de su Arquidiócesis.
Chile sufre por la falta de vocación sacerdotal y eso se ha venido reiterando en diversos eventos públicos.
De hecho, la arquidiócesis de Puerto Montt, que tiene un clero que no supera los 25 sacerdotes, tienen que recorrer extenso territorio para atender a feligreses que están aislados cerca de la cordillera o en las islas. Muchos de los religiosos jesuitas y diocesanos ya se encuentran en edad de retirarse, pero las condiciones no son adecuadas para su salida.
Es por ello que el prelado decidió emprender la marcha tras el término de la visita del Papa Francisco, "pero estaría por regresar", dijo el encargado de Comunicaciones de la Arquidiócesis y director de Radio Belén, Héctor Asenjo, explicando que la diócesis se encuentra de vacaciones, por lo que no respondería teléfono quien lo subroga, el vicario general, Tulio Soto.
Desde México ha llegado la Congregación de los Misioneros Servidores de la Palabra, que está a cargo de la Parroquia San Peregrino de Lasiozi, y quienes tendrían interés en atender los servicios del sur de Chile.
También de México, vino la Orden Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, de Colonia Tres Puentes, Puerto Varas.
Entre estas religiosas, se encuentra una que tiene un hermano sacerdote interesado en arribar a esta Región.
En Guadalajara, donde existen mil seminaristas, de una población cercana a los 5 millones de habitantes.
Puerto Montt en tanto tiene 30 parroquias, 2 cuasiparroquias, que son atendidas por 18 sacerdotes religiosos, 2 seminaristas diocesanos y 28 diáconos.
En el trabajo de búsqueda de evangelizadores, monseñor ha recorrido el sector precordillerano, como Yates y Llaguepe, visitando hogares y conversando con niños, jóvenes y sus padres, realizando oraciones y bendiciones de los hogares.
Los niños por su parte ofrecieron a Monseñor Caro, una representación del Evangelio y finalmente la comunidad lo despidió con un compartir fraterno, como se realiza en los lugares rurales, con un buen asado de cordero al palo, en Puelo y un curanto en Llaguepe, experiencia que destacó como muy enriquecedora.