Puertovarino compra tres vagones de trenes para restaurarlos y acondicionarlos para el turismo de la región
PROYECTO: José Opazo es abogado y agricultor, y remató a Ferrocarriles del Estado los vagones, a los que quiere darle la importancia de la historia de este medio de transporte.
José Opazo, de 53 años, se declara un amante de los trenes desde su infancia. Siempre estuvo ligado a este medio de transporte. La cercanía de su hogar situado a metros de la férrea o los embarques que hacía su abuelo José o su padre Julio, con productos del sur que llevaban a comercializar al norte, le marcó en su vida.
Este abogado, y a la vez agricultor, intenta mantener vigente la historia de este medio de transporte que unió el territorio nacional y que hoy, en gran parte de los recintos que posee la Empresa Ferrocarriles del Estado EFE, sus coches se mantienen abandonados.
Fue así como en una licitación, logró adjudicarse más de 58 mil toneladas de fierro, acero y aluminio; ello tras obtener uno de los lotes que estaban disponibles. Y que consistía en tres vagones de tren. Uno de ellos, un carguero que realizó viajes entre Santiago y Puerto Montt, más el coche salón Fiat Concord y el dormitorio Linke Hoffman, los que espera reparar y darles un buen uso.
"Imagina las grandes historias de estos vagones, yo no rematé kilos de basura, rematé kilos de historias (…). Estaba buscando vagones para un proyecto a futuro y me adjudiqué estos que estaban abandonados en Ovejería (Osorno). El de carga que en más de una ocasión llevó cosas que mi abuelo y papá enviaron para el norte, y dos coches, uno dormitorio y otro de salón, los que en mi infancia veía pasar cuando estaba en mi casa o jugando en la estación de tren en Puerto Varas y hasta los años 80", recordó el abogado residente en Molino Viejo, Provincia de Llanquihue.
"Todo eso me motivó a obtenerlo, ese es mi apego con el tema de los trenes, aunque me digan que pueda estar loco", expresó.
"Estoy pensando en un proyecto, pero aparecen varias alternativas. Lo primero es restaurarlos, pero sé que no me saldrá barato, pero hay que aterrizase con los números; más aún cuando no hay ayuda del Estado para reparación y si lo hay son muy acotadas. Se me ocurren muchas cosas pero hay que ser cauteloso. Tengo claro que una de las razones es darle la real importancia y reconocer el trabajo y beneficio que tuvo en especial para esta zona agrícola y ganadera. La verdad, me parece un despropósito que se venda por kilo después de la labor realizada en el país", comenta Opazo, quien expresa que entre sus planes está la restauración con fines de crear un museo o locales turísticos matizados con gastronomía.
"Puedo dar 40 proyectos, pero tengo que verlo. Va desde un restaurante museo, con la misma historia de los coches, un museo familiar. Mi abuelo José y padre Julio fueron agricultores y llevaban mercadería en la década del 30 y 40 a Santiago. Por el lado parterno, tenemos una historia rica en ferrocarriles, yo a ellos los acompañaba cuando chico a dejar carga de ganado vacuno, era el único medio hacia el centro del país en la época, recuerdo que tenía como siete años", añora .
Casado y padre de una hija, reconoce que "ella no heredó la misma pasión por los trenes que yo y que junto a mi esposa me dicen que estoy loco por haber comprado estos vagones. Yo sólo quiero darle un buen uso tal como lo hacen en España y Europa, países que están comprando coches y los restauran (…). No son contenedores con ventanas como piensan algunos que no conocen los coches. Yo quiero hacer un proyecto ligado al turismo y visualizar lo que se hizo el tren y el rol que tuvo en la comuna, provincia, región y el país. Mi señora me entendió perfectamente, como ella tiene conocimiento en el tema turístico. Y esto es como innovar, ya que los coches que para algunos puede llegar a ser basura, para otros es parte de historia y hay que relatar el componente histórico. Los turistas quieren saber y conocer su función, y qué mejor manera es darle a conocer esta opción a través de los tres que son parte de este sur", dijo José Opazo.
A mediados de febrero, José Opazo se adjudico los tres vagones y de inmediato comenzó a realizar gestiones para su traslado hacia el sur. La tarea sabía que no saldría nada fácil, pero logró ubicar a una persona que se comprometió en realizar el traslado. Hace unos días, el último coche emprendió viaje a Llanquihue y llegó a los terrenos de Opazo.
El empresario Jorge Alarcón asumió el rol y reconoció que no fue un trabajo fácil, ya que se modificó el sistema de movimiento. Es decir, se le instalaron ejes de camiones, para poder desplazarlos por la carretera y se evitó más daños del que presentaban los coches.