Urge hacer valer atributo costanero
Los turistas quieren disfrutar de la belleza marítima de Puerto Montt; pero, un borde costero -inhóspito e inseguro- lo impide.
Con la llegada de una temporada estival más, debemos reconocer que en Puerto Montt continuamos siendo deficitarios en la mantención y desarrollo del recurso turístico de identidad y el más importante de nuestra ciudad puerto: su borde costero o costanera. Que, paradójicamente, surge como el más postergado, a la luz de sus condiciones de desaseo, escasa iluminación nocturna, inseguridad y presencia de antisociales, entre otras incomodidades y carencias.
Desde hace muchos años, cada administración municipal porteña se compromete a desarrollar el bordemar, sin cumplir; salvo esporádicos y pasajeros entusiasmos e intentos de mejoramiento.
En esta oportunidad, la disposición municipal se aprecia más resuelta a conferirle la real importancia que nuestra Costanera tiene como sello distintivo marítimo de Puerto Montt y relevante factor de atracción turística. Porque si la gente -turistas nacionales y extranjeros- viene a Puerto Montt, lo hace para conocer y disfrutar de su excepcionalmente hermoso paisaje, donde el principal adorno es su apacible mar, acompañado de una naturaleza insular y cordillerana de soberbia belleza. Una singular bahía en el seno del Reloncaví, que también puede navegarse en embarcaciones fleteras tradicionales.
A propósito, se ha conocido que el municipio comenzó la intervención de un primer tramo de 400 metros de la costanera, desde el recinto portuario al terminal de buses. Donde se incluye la instalación de juegos infantiles, áreas de esparcimiento y servicios, para un buen pasar de las familias que gustan de disfrutar de la brisa marina y de la cercanía del mar. El proyecto considera -posteriormente- acceso a áreas de deportes y de entretención, para menores y la familia, zonas de comida y descanso.
Así como Tenglo sigue desaprovechado para un gran turismo, no podemos continuar negando lo mejor que tenemos -el borde costero- a las visitas, por la inveterada negligencia de no habilitarlo como corresponde a un puerto -de especial proyección patagónica- como lo es Puerto Montt.