Sólo si nos articulamos creamos valor
Cristián Infante.
Director Corporativo de ONG Canales.
En un mundo de ritmos cambiantes y vertiginosos como el actual, serán las capacidades de adaptación y transformación del ser humano las determinantes para su desarrollo futuro. La educación es, precisamente, un espacio donde es posible desarrollar aquellas habilidades relevantes para enfrentar el Siglo XXI. Nos referimos no sólo a habilidades técnicas, sino también a habilidades transversales que permitan a los estudiantes adquirir nuevos modos de pensar (pensamiento crítico), diferentes formas de trabajar (creatividad, comunicación y colaboración) y renovadas formas de (con)vivir en el mundo. En ONG Canales trabajamos, cada día, para formar más y mejores técnicos capacitados y preparados para enfrentar estos desafíos. Nada de esto es posible si no generamos un trabajo coordinado con los distintos actores. Ni el mundo público o los privados, tampoco una organización de la sociedad civil por sí sola podrá producir los cambios necesarios para un mayor desarrollo humano, social y económico en nuestro país. Es urgente, entonces, articularnos. La única manera de llevar adelante profundas transformaciones que impacten el desarrollo de nuestra región es generando acciones de coordinación y vinculación público-privada. Hoy, las empresas nos declaran su necesidad de contar con más y mejores técnicos. La articulación entre la formación de jóvenes de liceos técnico-profesionales y las necesidades de los sectores productivos, sólo es posible si, precisamente, la empresa toma un rol protagónico en la formación de los futuros trabajadores que las industrias requieren. A esto nos referimos cuando como ONG Canales desarrollamos programas de creación de valor compartido, en los que establecimientos educacionales y empresas se ven beneficiadas por un modelo de intervención que entrega a la empresa un rol formador por excelencia, ofreciendo sus instalaciones y capital humano para instancias de aprendizaje continuo de los jóvenes de la educación técnico profesional. No se trata de filantropía, ni de responsabilidad social empresarial, sino que de estrategias win/win. En la medida en que seamos capaces de desarrollar este tipo de propuestas de valor, estaremos acercándonos a un estándar más adecuado de cualificaciones técnicas y acortando la brecha en la proporción de técnicos profesionales.
Tomás Cortesa.
Director Ejecutivo Fundación Plades Frutillar.
Una apropiación
debida o "de vida"
Hablamos de apropiación indebida cuando se obtiene un beneficio que no corresponde a los derechos de propiedad o uso en relación a una cosa o lugar. En los espacios públicos vemos pequeños ejemplos cotidianos de esto; un auto estacionado en una vereda o ciclovía, bicicletas circulando por espacios peatonales, comercio ilegal en áreas verdes, carpas instaladas en playas públicas, escombros en terrenos baldíos, publicidad sin permisos adecuados y un listado largo donde de seguro nos podemos encontrar todos como perpetradores y/o víctimas.
Por otro lado, la comunidad organizada, cuando se moviliza, lo primero que hace es marchar apropiándose de la calle para darle un uso peatonal
¿Es esto también una apropiación indebida? Técnicamente no, dado que la ley permite organizar marchas y cerrar calles para que la ciudadanía se reúna y exprese, siempre que se hayan tramitado los permisos correspondientes y que se compatibilice con el uso de residentes y transporte público.
Despejado el punto de los destrozos ilegales ocasionalmente causados en este tipo de actividades, vale la pena mirar el notable ejemplo de las marchas del 8M y los "Viernes Verdes", que vienen ocurriendo en muchas de nuestras ciudades. En estos casos, una manifestación pacífica en la calzada se convierte en ejemplo inspirador de lo que puede ser una apropiación debida sobre el espacio público.
Paralelo al desarrollo de proyectos e iniciativas por parte de las autoridades, es fundamental que los ciudadanos demos siempre un paso adelante para colaborar y cuidar aquello que es de todos.
Siguiendo esta idea es que nos hemos reunido juntas de vecinos, locatarios, una feria agroecológica, Plades y municipio para este sábado 13 de abril a celebrar "El Gran Malón", una fiesta vecinal que crece año a año en todo Chile.
Esta vez ya son más de 200 malones inscritos en distintas ciudades para hacer algo muy simple: en un mismo día y hora, sacaremos nuestras mesas y haremos una apropiación debida (¿o tal vez deberíamos decir "de vida"?) para compartir tres cosas que nos unen a todos: la comida, la música y la calle.