Hablemos de los profesores
Eduardo Carmona Jiménez. Director ejecutivo ONG Canales. Tomás Cortese. Director Ejecutivo Fundación Plades.
Basta recorrer nuestra propia experiencia para recordar la importancia de los profesores. Es indudable que algunos cumplen más allá de un rol formativo, sino que también son guías, coaching e inspiradores para muchos y muchas.
En nuestro sistema educacional, un 39% de la matrícula de tercero a cuarto es técnico-profesional (TP), en el que un 60% de los estudiantes proviene de los dos quintiles más pobres de nuestra sociedad.
Los padres y apoderados optan por la Educación TP porque consideran que es una oportunidad real de encontrar un buen trabajo o, simplemente, porque el liceo técnico más próximo al hogar es la única opción.
En este contexto, él o la profesora de Educación Media TP, junto con transmitir los conocimientos técnicos de una especialidad, tiene la responsabilidad de velar por el derecho a la educación de los jóvenes, generando estrategias de motivación y retención escolar, aportando a la calidad de la educación a pesar de las condiciones, muchas veces insuficientes.
ONG Canales, en cada una de sus iniciativas y proyectos, trabaja codo a codo con los profesores, porque entendemos su importancia en la formación de los futuros técnicos. Buscamos contribuir en el desarrollo de habilidades para la vida en los estudiantes, generamos pasantías docentes para que actualicen sus conocimientos técnicos con las empresas que son parte de nuestra red y, sobre todo, escuchamos sus necesidades en cuanto a la importante labor que cumplen.
Como organización, valoramos el rol de los docentes en la formación de técnicos de calidad, con aptitudes, competencias y habilidades, que las industrias y nuestro país exigen.
La educación no puede esperar, debe ser prioridad de cualquier gobierno. Mientras las negociaciones avanzan, a los estudiantes se le viene el año encima y junto con ello, evaluaciones, cierres de semestre, prácticas y PSU.
Creemos profundamente en el diálogo, en la capacidad de las personas de empatizar con el dolor del otro, como base para construir acuerdos que le hagan bien a Chile.
Planificar, adaptar y sentido de urgencia
Este jueves recién pasado la Fundación para el Desarrollo Sostenible de Frutillar (Plades) realizó un encuentro ciudadano con presencia de vecinos, autoridades comunales y regionales, en el que se buscó poner en perspectiva los avances logrados por el plan maestro de desarrollo urbano de la ciudad, tras seis años de trabajo colaborativo público-privado.
El año 2013 se propuso una cartera de proyectos e iniciativas con un horizonte de 17 años, un período dentro del cual "caben" cuatro elecciones municipales con sus respectivas administraciones locales. Tras seis años, se hace evidente el valor de que el Plades haya sido el resultado de un proceso participativo serio, al cual las autoridades municipales junto con los sostenedores privados de la fundación, han tenido la visión de dar continuidad.
Al mirar los avances del primer tercio del período planificado (2013-2018), se confirma la importancia de contar con este tipo de instrumentos transversales y de largo plazo. Luego de sopesar logros, brechas y aprendizajes, es importante revisar las prioridades que se deben dar durante el segundo tercio del plan. Es aquí donde resulta fundamental ampliar instancias de reflexión participativa y re-alineamiento con las agendas contingentes, sin perder perspectiva de futuro.
En una columna reciente se reflexionaba sobre los cambios que la automatización traerá al mundo del empleo. Siguiendo en esa línea es que debemos también mirar cómo el cambio climático va a impactar en nuestros territorios, economías y cultura, hoy basados en un porcentaje altísimo en las industrias salmonera y agropecuaria, que deberán transformarse profundamente para aspirar a mantenerse vigentes en un contexto mundial que priorizará la sostenibilidad, ya no como una tendencia más, sino como una necesidad de supervivencia. Sin duda vienen cambios radicales que impactarán en el modo cómo se concibe el empleo, el transporte, la producción y por supuesto la ciudad. Para sacar adelante la tarea de planificar el futuro sostenible de nuestro territorio, no basta con diseñar planes de largo plazo. Tenemos que saber impulsar procesos continuos de planificación, coordinación, ejecución y evaluación, que combinen una mirada global con un gran sentido de urgencia.