La reciente celebración de San Pedro, sirvió para que los pescadores porteños de Caleta Anáhuac subrayaran la angustia que les genera -a ellos y sus familias- la delicada crisis económica que están afrontando, por los graves desmanes que causan los lobos marinos a la productividad pesquera de la zona, que deja sin trabajo a muchos hombres de mar. Los animales devoran los peces y también destruyen la implementación de pesca. Y esta situación -que por ahora parece no tener remedio, porque el lobo marino es una especie protegida- está desalentando a los pescadores en cuanto a dedicarse o no a esta actividad, la cual, a su vez, está perdiendo su importancia como productividad económica gravitante para la región.
Desde el gobierno, se reconoce que hay conciencia del problema y que las gestiones se encarrilan a través de la Subsecretaría de Pesca y distintos proyectos elaborados en condición de apoyo a la causa, junto a un programa piloto destinado a mitigar el daño del lobo marino. También, se ha llamado a concursos en busca del antídoto que neutralice o ahuyente al dañino mamífero e incluso se estudia la posibilidad de emplear un robot tipo horca y reproducir el chirrido de estos depredadores, para que huyan.
Los pescadores artesanales abogan por soluciones más técnicas y prácticas, que surjan con una mayor participación de ellos con las autoridades. Lo que se podrá compensar, este viernes en Calbuco, cuando Subpesca presente allí el estudio "Interacción entre la Pesca Artesanal y el Lobo Marino".
Por su parte, el municipio local aportó 220 plazas laborales -para paliar la crisis, hasta septiembre- a los pescadores porteños. Apoyo social que agradecieron, noblemente, los de Anáhuac.
Mientras que el intendente, Harry Jürgensen, se interesó en que la nueva conducción de la Fundación Chinquihue y su gestión pesquera, sea más proactiva para resolver los problemas a los pescadores y asegure un manejo sustentable de los recursos.
Ahora, ¡a concretar las buenas intenciones! La Pesca es un pilar económico insustituible.