Colonización alemana
Es demasiado ofensiva y despreciativa para la colonización alemana, la carta de don Rudy Carrasco publicada el 25.06.19.en El Llanquihue.
Es necesario aclararle al señor Carrasco, que los colonos alemanes no llegaron por su propia voluntad, fue un agente del Estado chileno que los fue a buscar para colonizar lo que hoy día es la Región de Los Ríos y la de Los Lagos. No llegaron ni en un crucero que los dejó en la playa, ni menos en un avión en un aeropuerto. Lo hicieron en barcos, que después de tres meses de navegación por un océano bien poco amigable, arriban a lo desconocido. Que le entregaron tierras y semillas para cultivar. Pero, ¿de qué clase de tierra estamos hablando? ¿limpias? ¿cultivables? No, ¡eran chacras inhabitables con bosques impenetrables! imposible de hacerlas productivas a corto plazo. Que recibieron tablas para construir una vivienda, las pocas tablas que recibieron, nuestros abuelos, las utilizaron para construir balsas para navegar por el lago y llegar a sus chacras asignadas; vivienda nunca hubo para ellos. Que le dieron transporte gratis para el traslado de sus enseres domésticos. De qué clase de transporte estamos hablando, cuando sólo había pequeños senderos pantanosos. Fueron nuestros propios abuelos lo que a través de los años construyeron caminos transitables.
Pero lo más ofensivo es decir que nuestros abuelos nunca pagaron sus deuda con el Estado chileno. ¿Qué deuda? Todo lo recibido para poder subsistir, cultivar sus chacras y hacerlas productivas, fue a título gratuito. Esa era una de las condiciones para que se vinieran a Chile. Por lo demás, es necesario decir, también, que las generaciones descendientes de los colonos alemanes, con el pago de sus impuestos y el trabajo productivo de sus campos, contribuyen al financiamiento de muchos programas sociales en nuestro país. Una mano lava a la otra y ambas lavan la cara.
Nuestros abuelos no trajeron ni la droga, ni los vicios sociales ni las malas costumbres a nuestro país.Eran hombres y mujeres trabajadores, honrados, productivos y cultos, que engrandecieron esta zona, creando escuelas y liceos inclusivos, hospitales, iglesias y cementerios decentes. Basta darse una vuelta por los alrededores de los lagos y los ríos, para apreciar el resultado de su esforzado trabajo y el enorme patrimonio cultural heredado. Merecen respeto y reconocimiento, porque hasta el linaje de los habitantes de esta zona es distinto.
¿Y si a los haitianos le diéramos lo mismo?, se pregunta el señor Carrasco. Bueno, que cuesta darle lo mismo: un campo similar al que recibieron nuestros abuelos (si es que encuentran alguno), una yunta de bueyes, una vaca parida, un caballo, semillas, tablas y hasta un celular se le puede agregar, y veamos qué pasa a la vuelta de 20 o más años.
ALFREDO V. RADDATZ SOTO.
Establecimientos seguros
¿Hasta cuándo podemos soportar tanta violencia? Han sido cerca de dos meses de constantes protestas violentas, donde los estudiantes exigen mejoras en las instalaciones e infraestructura. Varias salas y baños no tendrían la mantención necesaria. No obstante, como un círculo vicioso, nos vemos enfrentados a una respuesta que es la causante del conflicto.
De acuerdo información proporcionada por transparencia, sólo este año el Instituto Nacional ha tenido reparaciones por $1,9 millones, equivalente a la mitad del dinero que se utiliza para poner en marcha un nuevo Liceo Bicentenario.
Si alguno de los que apoyan la movilización saben cuáles son las demandas de estos "niños", entenderían que piden mejores baños, salas e infraestructura, todo lo que hoy están deteriorando e impidiendo lograr acuerdos para sus mejoras. No dejemos que inadaptados priven a estudiantes de ejercer su derecho a ser educados en un lugar confortable y de calidad. Protejamos a las familias y a nuestros niños, queremos nuevamente aulas y establecimientos seguros.
VERÓNICA SANTANA BURGOS. Profesora.
Sobre el VAR
En estos días futboleros mucho se ha reclamado contra el VAR: que si no hubiese existido, Chile habría derrotado a Colombia dentro de los 90 minutos de juego y, peor aún, que Uruguay habría derrotado a Perú dentro de dichos 90 minutos, y haber clasificado, y no eliminado por Perú.
En realidad, el VAR es por completo inocente de estas recriminaciones, pues se limita a constatar en forma objetiva la realidad de la reglamentación vigente, y evita anotaciones espúreas contrarias a dicha reglamentación. En su lugar, lo que cabe examinar es si dicha reglamentación es atinada o arcaica.
En este caso, si el fuera de juego es realmente de la esencia del juego - en baby fútbol no existe- o prescindible. Personalmente me inclino por esto último, y a la vez se superaría una crítica de siempre al fútbol, la de sus pocos goles. En el siglo XXI el VAR llegó para quedarse, de modo que el descontento que su aplicación pueda originar, hay que canalizarlos hacia otras causas.
JUAN SOTO QUIROZ.