Datos y crisis hídrica
Hace unas semanas, Greenpeace anunció que cerca de 400 mil chilenos no tienen acceso a agua potable en sus casas, por lo que deben recurrir al abastecimiento por medio de camiones aljibes. Esta cifra se verá aumentada en los próximos 20 años en donde la ONG pronostica una escasez hídrica mayor y sólo comparada a la de países africanos.
Frente a esta situación de relevancia nacional, es de vital importancia apostar por la Transformación Digital como una de las herramientas de solución. Desde monitoreo de filtraciones, pasando por un sistema inteligente de racionamiento de agua, hasta innovaciones que permitan el mantenimiento de este recurso vital, son algunas de las posibilidades, donde el nuevo paradigma de los datos puede entregar un valor agregado a este desafío.
Como país, ya se está avanzado en la incorporación de nuevas tendencias digitales en variadas industrias, por lo que no estamos hablando de un tema desconocido. La tecnología ha demostrado ser un verdadero aliado hasta en sectores en donde no se pensaba que fuera así.
Enfrentar este nuevo reto de la mano de plataformas de gestión de datos, Machine Learning o Inteligencia artificial, puede ayudar a detectar y a entender distintas variables que hoy no están siendo visibles en este problema tan crítico para el país.
Apostar por tecnologías de manejo y gestión de datos debe ser una obligación para todas las verticales de la economía, pero por sobre todo para las industrias de servicios que manejan la subsistencia de las personas y la administración de nuestro recurso vital más preciado: el agua.
MARTÍN KOZAK. Country Manager de InterSystems.
Construcción eficiente
Cerca de 3.500 chilenos fallecieron por enfermedades cardiopulmonares causadas por la alta exposición de contaminantes durante 2017, según el Ministerio de Medio Ambiente. Esta realidad es más dura en las ciudades donde la principal fuente de calefacción es la leña.
Debemos entender el rol que juega la industria constructiva en mitigar el cambio climático, sobre todo ahora que estamos ad-portas de la COP25, donde lo más importante son los compromisos que se puedan firmar para reducir las emisiones de carbono.
El sector de la edificación es responsable de casi el 40% de las emisiones globales de CO2, según la ONU. Si bien en Chile se han hecho grandes esfuerzos con los Planes de Descontaminación Ambiental y la Calificación Energética de Vivienda, el aceleramiento del calentamiento global y los problemas de salud de nuestros habitantes obligan a la industria a considerar estos nuevos valores sociales.
Tal como otras industrias están avanzando, como Transportes impulsando la electro movilidad, la edificación también debe actualizarse, no podemos seguir construyendo igual que hace 30 años. La Unión Europea ha avanzado en esta línea tras los acuerdos de París, con acciones concretas que impulsan la Edificación de Consumo Energético Casi Nulo (EECN), que reduce la contaminación de las ciudades, brindando una mejor salud a sus residentes.
Para reducir los pasivos ambientales debemos aprender de las certificaciones probadas en el mundo, que apuntan a reducir al máximo el consumo energético y que permitan olvidarnos de la calefacción generada por combustibles fósiles. La tecnología ya existe, solo nos falta la voluntad de avanzar hacia una construcción más sostenible, que tenga la mirada puesta en el año 2050, donde tenemos el compromiso de llegar a ser carbono neutral.
Los inversionistas inmobiliarios más informados valoran la certificación ambiental de sus viviendas como una ventaja competitiva y prefieren asumir diferencias de precio a cambio del riesgo de obsolescencia de una construcción tradicional.
Esto impulsa la oferta de los materiales certificados, democratizando así la construcción eficiente, ya que reduce los costos. También hemos comprobado, gracias a la certificación Passivhaus en Europa, que un habitante de una vivienda eficiente se transforma en un promotor de prácticas ambientales sustentables.
Pero el actor más relevante es sin duda el Estado, ya que mientras no se comprometa a que todas sus nuevas edificaciones sean de EECN, demoraremos muchos años en promover los estándares de eficiencia energética que las nuevas generaciones aspiran.
OSVALDO CARVAJAL, presidente Instituto Passivhaus Chile