La crisis de Chile
Desde que estudié economía en la universidad, una de las cosas primeras que me enseñaron fueron tres modelos económicos básicos, donde tenemos: economía de libre mercado, economía mixta y economía centralmente planificada.
Cabe hacer notar, que en ese momento importante de mi vida, me sirvieron para empezar a comprender muchas cosas. Pero, estos modelos en el mayor de los casos, en su estado puro, son inaplicables, debido al sesgo social, geográfico y humano, que rodea a los países, principalmente respecto a su cultura, pueblo, idiosincrasia, valores y otros distintivos que forman el concepto de país, con sus características propias. Por lo tanto, los modelos económicos sirven para poder entender el funcionamiento de la economía; pero deben corregirse, llamemos esto, en el mundo real, para que den los resultados esperados para una sociedad.
El modelo neoliberal es más extremo que un modelo de libre competencia, debido al poder que ejerce el mercado, en todo lo relacionado a los factores productivos y a la poca y casi nula intervención del Estado. Por lo tanto, me pregunto quién, en su sano juicio, puede implementar un sistema extremo como este, casi en un 100%, en la práctica, sin evitar que parezcamos ratas de laboratorio, que en algún momento deben terminar comiéndose ellas mismas. Donde todo apunta a eso. El ser humano en su mayoría, nótese, en esencia no ha cambiado a través de los siglos y lo que hace el modelo neoliberal es sacar lo peor de las personas a la larga, sino interviene el Estado, transformando los pocos valores que teníamos en una crisis valórica sin precedentes, donde las señales están a la vista.
Políticos corruptos, la cultura del mentir y quedar bien, el egoísmo exacerbado, la no meritocracia, la cero empatía de los empresarios y de los políticos, la envidia a muchos niveles, el culto al materialismo, el culto al consumismo, el desdén por la verdad, el miedo a la verdad, las diferentes verdades (siendo que la verdad es una sola), la preocupación por las apariencias, vivir de desconfianzas, el clasismo estúpido, el poco apego a las tradiciones, el nulo respeto del sistema a nuestros ancianos, la humildad como una debilidad, la falta de respeto a todos los niveles, el individualismo, la poca cultura de equipo, el marcado arribismo y en fin, un cuadro de negativismo, que los implantadores de este sistema, en nuestro país, estaban conscientes e impusieron este sistema "sin alma", dando a entender a la ciudadanía que debes salvarte solo, a cualquier precio, para salir adelante, inculcándote que eso es lo correcto, ya que esa es la realidad.
Nada más equivocado. El Chile que yo conocí ha involucionado de alma, espíritu y mente. Donde el modelo económico, ha destruido estas bases, que son el pilar de las personas. Lo demás es puro cuento.
Hoy somos una sociedad rica en indicadores y pobre en oportunidades, ya que no nos podemos seguir comparando con los demás países de la región, en el buen sentido de la palabra. Demostrando que este sistema, debe ser intervenido por el Estado, para proteger a sus "personas", en el corto plazo en términos numéricos (sueldos, pensiones, AFPs, rentabilidades, etc.)…
Pero queda un trabajo de muy largo plazo, que es el de recuperar los valores perdidos y erradicar aquellos que no sirven. Aquí está el desafío que es educar bien a nuestra gente.
Pueden pasar décadas, tal vez más de 100 años, quién sabe, pero ese es el norte.
Así tal vez, algún día tendremos el país desarrollado que mucho necesitamos.
REMIGIO ANTONIO MUÑOZ T. Ingeniero Comercial.
Doble estándar
Me extraña que el senador Insulza ataque al Presidente Piñera por convocar al Cosena. Todavía nos acordamos que en tiempo de la Unidad Popular, el joven panelista de "A esta hora se improvisa" defendía la convocatoria de Salvador Allende al Consusena y la posterior integración de las Fuerzas Armadas y de Orden al gabinete.
Y si bien en esa época habían multitudinarias marchas pidiendo la renuncia del Presidente y habían paralizado numerosos gremios, los atentados y los saqueos eran mucho menos que los de ahora
El doble estándar de la izquierda es siempre el mismo: no respetar un mandato presidencial democráticamente elegido, es sedición solo cuando son de ellos los que gobiernan.
GUILLERMO ÁLVAREZ MARTINIC.
Ingreso mínimo
El proyecto de ley de Ingreso Mínimo Garantizado ha sido una de las principales respuestas del gobierno de Piñera frente al estallido social, lo que pone de manifiesto su indolencia e incomprensión de las dimensiones de la crisis.
Tres observaciones:
1) 350 mil pesos no garantiza la cobertura de las necesidades básicas.
2) No es un ingreso líquido, sino bruto.
3) Es un subsidio, el cual recae en el presupuesto público y no así en las empresas y el sueldo mínimo legal, lo que se convierte, de manera indirecta, como un subsidio a las empresas para el empleo de sobrevivencia.
Es una medida que pone de manifiesto dos aspectos centrales de esta crisis, que el gobierno insiste en ignorar: el valor del trabajo y el Estado subsidiario.
Sin reconocer la dignidad y el valor del trabajo, asegurando un ingreso mínimo autónomo que permita sustentar la vida, asumido por las empresas y no por el presupuesto público, y sin avanzar en derechos sociales garantizados (pensiones, salud, educación) por sobre los subsidios, todo seguirá igual.
EDUARDO OCAMPO CASTILLO. Cientista Político.
Sistema de extinción
Ante lo que se ha podido ver a través de diversos registros, sobre los incendios del Metro de Santiago, me da la impresión que no poseían un sistema de extinción de incendios adecuado, eficiente.
Ojalá que consideren como esencial esta instalación.
También, utilizar soluciones con materiales menos combustibles y mejores diseños antivandálicos.
Por último, desear que pronto los afectados recuperen su Metro.
DANILO PUSIC BERNAL.