Plantean falta de educación patrimonial tras incendio en Ancud
CONSCIENCIA. Profesionales de la historia y arquitectura llaman a promover mayor identidad del espacio público.
E l incendio que destruyó la iglesia San Francisco en Ancud, llama nuevamente a tomar consciencia respecto a la fragilidad de los edificios patrimoniales presentes en nuestra zona, principalmente, a que su materialidad se centra en la madera, un elemento combustible y de rápido deterioro.
Tal es el llamado que realizaron varias voces vinculadas al patrimonio y la arquitectura en la Provincia de Llanquihue.
El historiador Juan Carlos Velásquez expone que hay un peligro "latente", principalmente en cuanto a las iglesias. "Están construidas en madera y por supuesto que es un material altamente combustible; a eso se agrega, muchas veces también, el poco cuidado que se tiene con ese tipo de inmuebles, fundamentalmente, en lo que tiene que ver con las condiciones de las redes eléctricas", señala.
Opinión compartida por Javier Vargas, presidente de la Delegación Llanquihue del Colegio de Arquitectos. "El problema de la construcción de madera es que es mucho más frágil, al tiempo que por ejemplo edificios antiguos de hormigón. Requieren una constante revisión, sobre todo del sistema eléctrico, y que no hayan maderas afectadas con pudrición o termitas", expone.
Drago Vodanovic, director de la carrera Arquitectura Sede De la Patagonia de la Universidad San Sebastián, enfatiza en que "en el sur austral de nuestro país tenemos un patrimonio material construido principalmente en madera y eso hace que nuestros edificios sean muy vulnerables, por ejemplo, a incendios".
Educación
Para los entrevistados, además de realizar mantenciones regulares a los inmuebles patrimoniales, es necesario emprender una labor de educación que permita que la comunidad genere una identidad y consciencia respecto a la historia de los lugares que habitan.
Para Vargas, "urge abordar la educación y formación en general de la gente; también que comprendan que hay que tomarse la ciudad en el buen sentido. Preocuparse por el espacio público, cooperar con los vecinos. Creo que ahí hay un tema interesante que es importante trabajar".
Misma situación analiza Vodanovic. "Tenemos una arista vinculada a la educación y a la difusión de nuestro patrimonio, que tiene carencias desde la educación escolar hasta la adultez, pues no hay adecuados programas o herramientas para educar en torno a nuestro patrimonio", explica.
Para Velásquez, parte de este proceso pasa por actualizar el catastro de edificios patrimoniales. Por ejemplo, el último que se hizo en Puerto Montt data de 1991, informa. A su juicio, con esa herramienta, se podría "tratar de conservar algo de lo que queda", pero para ello "es necesario un cambio de mentalidad gigantesco", reitera.