Hace algunos días, estuve leyendo publicaciones en la prensa relacionadas con el mar. Me encontré con un tema que desde hace años, los medios de países europeos y del Caribe que cuentan con el océano como compañero, han integrado en sus pautas por ser de impacto negativo para tener un ecosistema sano: los barcos abandonados y su impacto en los arrecifes de coral.
Nota 1: 2018 fue el Año Internacional de los Arrecifes de Coral. La ONU los describe muy bien en sus publicaciones sobre lo que el cambio climático genera en ellos. "Los arrecifes de coral, que muchos sólo han visto a través de fotografías multicolor o documentales televisivos, no son vegetales, sino animales, concretamente animales coloniales llamados zooides o pólipos (…) El calentamiento de la temperatura del mar causa estrés a los corales, lo cual es algo parecido a una fiebre en los humanos. En 1998, sucedió el primer verdadero evento global de blanqueamiento y murieron aproximadamente el 16% de los corales en el mundo entero, y desde entonces hemos visto eventos de blanqueamiento más frecuentes, con el más reciente en el 2015-2016".
Nota 2: la presencia de restos de barcos naufragados en el océano fomenta la aparición de especies parásitas que amenazan los arrecifes de coral y pueden llegar a conquistarlos por completo, acabando con ellos y disminuyendo dramáticamente la diversidad del ecosistema, según un estudio de la U.S. Geological Survey que ha sido publicado en la revista PLoS ONE.
Al recorrer el borde costero de Chinquihue, vemos naves botadas. En realidad, están allí desde hace años. Es cierto que no tenemos arrecifes de coral allí, pero no por ello es menos importante considerar que el mar que nos abraza, constituye un universo de especies que dependen de él para existir, como nosotros del aire para respirar. De allí la importancia de retirar cuanto antes estos barcos para conservar la salud de nuestros ecosistemas marinos.
En el caso de nuestros asociados, todos desguazan sus barcos cuando ya no los utilizan, y reciclan muchas de sus partes. Pero para tener un mar limpio y equilibrado, se trata de un trabajo de todos. Tú puedes hacer lo tuyo con cada lata, botella, plástico, cuerdas, boyas y todo aquel material que generamos sin botarlo en la playa, así como recoger la basura que vemos tirada en la arena y las rocas, aunque no sea nuestra. ¿Qué tal si nos hacemos cargo y ayudamos al océano a vivir bien?
Manuel Bagnara Vivanco, gerente general de Armasur