Correo
135 años de El Llanquihue I
Caminar hacia el siglo y medio no es un hecho menor, porque el Diario El Llanquihue se ha convertido en el principal protagonista del crecimiento de Puerto Montt y toda la Región de Los Lagos. En estos 135 años, el matutino se ha convertido en un referente informativo, con noticias más profundas y que nos llaman a la reflexión, más en los tiempos que estamos viviendo.
Quiero felicitar a cada uno de los funcionarios, partiendo desde el más humilde al director y gerencia. Decirles gracias por informar con imparcialidad y que sigan adelante, porque la comunidad los necesita.
Alejandro Santana Tirachini, diputado por Puerto Montt y Chiloé
135 años de El Llanquihue II
Feliz de ser puertomontino y orgulloso de leer todos los días el Diario El Llanquihue. Mi familia valora la presencia del matutino en nuestro hogar, varios de ellos han señalado que aprendieron a leer con El Llanquihue y ahora el diario sigue en mi propio hogar.
Que sea el cuarto diario más antiguo de Chile realza el nombre de Puerto Montt y toda la región. Un gran saludo al director, a los periodistas y todos los funcionarios que se desempeñan en este diario.
Ciento treinta y cinco años no es menor, y pese a los problemas que está viviendo nuestro país desde octubre pasado, esperamos que El Llanquihue siga con nosotros siempre, informando y entregando aquellos detalles que hacen que la noticia sea distinta. Un gran saludo al diario de mi ciudad de mi región.
Rodrigo Wainraihgt Galilea
135 años de El Llanquihue III
Quisiera felicitarle a usted y a todos sus colaboradores en tan relevante fecha. El Llanquihue nos sirve diariamente, proporcionando un inigualable espacio de debate e información local; pero sobre todo, y al constituir una de las instituciones más antiguas de nuestra ciudad -muy anterior a la de construcción histórica que ahora se pretende-, su testimonio nos ilumina para guiarnos hacia el porvenir.
El filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana sentenció que "aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo". Bien le haría a algunos ignorantes, desmemoriados u oportunistas revisar pretéritos ejemplares de El Llanquihue, especialmente de fines de los años '60 y principios de los '70.
René Fuchslocher Raddatz
Plebiscito y aviones
Viaje de retorno, todos agotados. Y en la última escala, antes de llegar a destino, cancelan la continuación del vuelo por mal tiempo hasta nuevo aviso. Furiosos y rabiosos, los pasajeros exigen explicaciones y volar inmediatamente, sin reparar en la violencia del huracán. La rabia enceguece al razonamiento.
Entonces, aparece una línea aérea alternativa que dice: yo le hago el viaje, sólo debe aceptar y renunciar a continuar el viaje con la línea aérea original y optar por mí. El viaje, incluso, lo hago en 30 minutos. Todos los pasajeros felices. Uno de ellos pregunta, ¿me puede dar más datos del viaje? Varios le gritan "chaquetero", "penca", "traidor". "¿Cómo cuestionar tan maravillosa oferta?".
Aun así, él insiste en su consulta. La respuesta de esa nueva aerolínea es la siguiente: 1.- "La autonomía del avión es de 30 minutos y el tramo a volar es de tres horas". Cuando un proceso constituyente se espera se concrete en nueve meses (con tres meses extras), siendo que la experiencia muestra que ese proceso ha durado más de dos o tres años en otras partes, ¿no es ilógico volar un tramo de tres horas en un avión con autonomía de 30 minutos?
2.- "No sabemos los pilotos que volarán. Aún no hacemos sorteo y tampoco sabemos si saben volar aviones". Hoy no conocemos qué pasará con la paridad, con pueblos originarios, postulación de independientes. Ni siquiera el perfil para poder postular. Tampoco sabemos si los participantes votarán en bloque o razonarán y llegarán a acuerdos. Incertidumbre para uno y otro lado.
3.- "Para volar, debemos funar al controlador aéreo hasta que nos dé el permiso de despegue". ¿Cómo saber si el constituyente no cae presa del miedo a las funas y acciones violentas que sufra logrando condicionar y afectar su razonamiento y postura?
El planificar un vuelo con tanta improvisación e incertezas, como las hay al día de hoy, provoca que se imponga el sentido común por sobre el estrellarse. Rechazar la oferta.
La falta de certezas y poca claridad del proceso, invitando a votar "aprobar" un algo que se resolverá "en el camino" (hablamos de algo serio y complejo como la constitución), es una opción tan importante que no puede tomarse al voleo o a la ligera como se viene haciendo hoy, con los datos existentes y el nivel de violencia reinante.
Si nos embarcamos en esas condiciones, podríamos lamentarlo al recordar el refrán "las prisas pasan, las cagadas quedan".
Luis Silva Guajardo