Hace unos días, una encuesta realizada en Chile indicó que las principales preocupaciones de la población en el marco del impacto del covid-19 eran salud; pensiones y empleo, respectivamente. Si uno hace una relación de cuál es el orden lógico para alcanzar uno y otro, de seguro vamos a coincidir que siempre primero está la salud; sin ella no hay pensiones ni tampoco trabajo. Sin embargo, para tener una pensión que permita enfrentar dignamente la vejez, se necesita haber tenido un trabajo/empleo. Esto hace que el orden del 2 y el 3 se alteren.
Lo que vivimos hoy, nos permite hacer reflexiones como esta:
El control de la pandemia del coronavirus es un acto de solidaridad y generosidad con uno mismo y con los demás. Exige evitar el contacto personal, lo que siempre es complejo en una sociedad donde el intercambio es sostenido, por lo que su control requiere hacer este esfuerzo para tener éxito.
Lo mismo sucede con el empleo. Del valor de éste y de la comunidad que se forma en torno de una empresa; esta última vista desde la perspectiva de lo que genuinamente es: una cadena donde existen no sólo los accionistas, directores y trabajadores, sino también prestadores de servicio, proveedores, clientes, usuarios, nuestras propias familias y todo aquel que de una u otra manera se ve beneficiado con esta unidad económica. Cuando a esta última le va mal, el efecto dominó sobreviene afectando al conjunto de actores referidos.
Creo firmemente que si de algo puede servir esta verdadera tragedia, es que una vez superada, todos lleguemos a enfrentar nuestras responsabilidades y tareas con una actitud distinta, más solidaria, más comprensiva, más generosa, más abierta, y con una disposición positiva. Es decir, será con solidaridad, generosidad y empatía con las que lograremos controlar la expansión de este virus.
En estos momentos donde se ha dado un espacio para reflexionar, cosa difícil de hacer en la vorágine cotidiana, quienes somos parte de empresas debemos preguntarnos cuál puede ser el aporte que está en nuestras manos entregar, para que siga funcionando idealmente, y se sostenga el bienestar de todos por sobre el personal. Esto aplica para los empleadores como para el trabajador.
Es cierto. No hay fórmulas mágicas de solución para lo que cada emprendimiento, empresa y las personas vinculadas a ellas están viviendo hoy, como tampoco lo es para lo que está pasando al interior de cada hogar. Pero en la incertidumbre que el covid-19 nos entrega, hay algo común: nos necesitamos como "el agua" para seguir adelante y co-crear lo que se viene para que sea mejor.
Héctor Henríquez N.
presidente Armasur A.G