Estamos viviendo tiempos difíciles. Nos encontramos en un escenario que nadie tenía planeado. La sugerencia es quedarse en casa para cuidarnos y con ello, mantener una convivencia obligatoria. En este contexto surgen variados sentimientos: angustia, miedo, incertidumbre, rabia. Una de las emociones que más se exacerba en condiciones de encierro es la rabia o irritabilidad. Es importante mirarla y descubrir cuál es la mejor manera para sobrellevarla.
Lo primero que debemos saber es que los sentimientos no son buenos ni malos, nos conectan con nuestra humanidad y son la puerta de entrada a nuestro mundo interior, algo así como el termómetro que nos indica si lo que estamos viviendo es agradable o desagradable.
Cuando sentimos rabia, es la conducta que elegimos para expresarla lo que hace que adquiera una cualidad positiva o negativa. Podemos dirigirla hacia adentro, reprimirla o que salga indiscriminadamente hacia afuera, dañando a las personas más cercanas.
Nuestro cuerpo sabiamente envía señales antes de que la rabia se desborde y explotemos; por ejemplo, se tensan los músculos, se frunce el ceño, las mandíbulas se aprietan o la respiración y el ritmo cardiaco se aceleran. Si aprendemos a reconocerlas es más fácil decidir responsablemente qué hacer con toda esa energía: ocuparla a mi favor o dejar que ella tome el control.
Frente a estas alertas hay algunas sugerencias que nos pueden ayudar: respirar profundamente, mojarnos la cara, escuchar música, mirar una película o colaborar con los quehaceres de la casa, entre otras. Una vez que identificamos lo que nos pasa con la rabia, podemos idear nuestra propia fórmula para reconocerla y expresarla adecuadamente. A veces sólo verbalizar que tengo rabia es suficiente. Expresar la rabia de forma saludable implica no hacerle daño a nuestros cercanos ni a nosotros mismos.
Es un momento crucial para nuestras relaciones, donde todos compartimos un sentimiento común: la incertidumbre, la cual genera miedo, angustia y rabia. Nos necesitamos más que nunca, elijamos espacios del día para reencontrarnos, conversar y expresar lo que estamos sintiendo. Es tiempo de escucharnos y apoyarnos.
Adriana Vergara,consejera
familiar de Cenfa Puerto Montt