Peak de contagios
Las personas podrían reunirse a tomar un café con unos pocos amigos, decía a finales de abril la subsecretaria de Salud, Paula Daza, o quizás juntarse a tomar una cerveza o comer una empanada, señalaba más tarde el ministro de Salud, Jaime Mañalich, reafirmando los dichos de la subsecretaria ante un leve aplanamiento en la curva de contagios. Hoy estamos ante una "nueva normalidad", decía el Presidente Sebastián Piñera defendiendo su propuesta de un retorno progresivo de las personas a sus trabajos y la apertura de centros comerciales. El discurso de reactivar la economía y los servicios parecía más fuerte que proteger la salud de la población.
¿Qué ocurrió después de estos mensajes emitidos por las autoridades del Gobierno? Se empezaron a reabrir centros comerciales, la gente empezó a salir, a reunirse con familiares y amigos, se levantó la cuarentena en varias comunas a lo largo del país, la "nueva normalidad" parecía ser real. Pasó un poco más de dos semanas y llegamos a la cifra más alta de nuevos casos diarios de covid-19 en el país; el sistema de salud está colapsando y sus funcionarias y funcionarios están agotados; los insumos médicos en algunos hospitales y clínicas empiezan a escasear, la emergencia sanitaria es evidente.
Ante tal catastrófico panorama el Gobierno finalmente declara cuarentena en 38 comunas de la Región Metropolitana y en dos comunas de la Región de Tarapacá, medida que la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, solicitaba a las autoridades hace más de un mes, pero nuevamente aparecieron las justificaciones indolentes de Mañalich señalando que una cuarentena masiva en Santiago y en otras regiones no tenían sentido cuando habían "tan pocos casos".
No estamos en una batalla ni en guerra contra el coronavirus, estamos en una situación de pandemia y emergencia sanitaria, donde el panorama actual es sumamente complejo y el futuro es incierto. Surgen los cuestionamientos y las preguntas sobre cómo llegamos hasta estas instancias. ¿Es responsabilidad de las personas a través de sus acciones y decisiones individuales, tildadas por muchos de egoístas e inconscientes?, ¿o debe reconocer el Gobierno y sus autoridades que sus medidas han sido insuficientes, ineficaces y que sus mensajes respecto de una "nueva normalidad" no han hecho más que bajarle el perfil a la situación y confundir a la población?
Ante ello, es probable que las personas confiaran y creyeran que era seguro retomar sus actividades, salir a la calle nuevamente o juntarse a tomar un café, una cerveza o comerse una empanada.
Milenka Bosnich Mienert
Desorden en el centro
Es vergonzoso tener a un alcalde que no asume su responsabilidad frente al desorden del centro de Puerto Montt. En calles íconos del centro como Antonio Varas, Pedro Montt, O'Higgins, Concepción, entre otras, se observa diariamente un caos sin que la municipalidad resguarde con cuidados sanitarios en éstos últimos dos meses.
Sin embargo, el alcalde Gervoy Paredes prefiere criticar de forma muy populista la reapertura parcial de un mall que ha demostrado contar con todas las medidas de prevención y protocolo sanitario validado por la propia autoridad sanitaria. Se nota que para el alcalde comenzó su campaña de reelección.
Marcos Aguilar
Paseo Illapel
Ojalá que la "nueva normalidad" no traiga las carpas de vuelta al Paseo Illapel.
Esteban Meza
Pandemia y neoliberalismo
El 23 de marzo, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, político de izquierda, cuando ya se hablaba de cuarentena, tomándose un café en público llamó a "llevar a la familia a comer a los restaurantes, a las fondas". Días después cambió de opinión y pidió quedarse en casa. Ahora dice: "la pandemia evidencia el fracaso del modelo neoliberal".
No se vé cómo la pandemia evidencia el fracaso del modelo neoliberal. Por la pandemia, el alcalde de Santiago tiene dudas de si habrá fondas y el alcalde de Ñuñoa suspendió las fondas del Estadio Nacional. Lo seguro es que la pandemia evidenció el fracaso del modelo neofondista.
José Luis Hernández
Sueldo de parlamentarios
Todo indica que la palabra "rebajar" y sus sinónimos están fuera del lenguaje de los parlamentarios. Basta con ver todas las "verónicas", al mejor estilo de "Dominguín" y olé, que le han hecho en pleno, salvo excepciones, a la rebaja de las dietas parlamentarias, del número de senadores y de diputados, del número de asesores, etcétera. Salvo que el uso de la palabra "rebajar" vaya en favor de sus propios beneficios.
¡Otra cosa es el bolsillo personal!
Luis Enrique Soler