"Si tuviesen que hacer cuarentena juntos, (los enamorados) serían los más felices con esta pandemia"
Preparándose para enfrentar el coronavirus está Robinson Barría, escultor local, reconocido por su -ahora- polémica obra "Sentados Frente al Mar". Desde su casa, donde vive cómodamente el confinamiento, analiza con una particular mirada la pandemia mundial, mientras sigue creando piezas de arte improvisadas.
Sobre la crisis sanitaria y "los enamorados", comenta el artista.
- ¿Cómo ha sobrellevado este encierro del último tiempo?
- No lo he sentido aún, pues tiendo a vivir encerrado, disfruto del hogar que estoy lentamente construyendo o arreglando.
El espacio que convivimos en familia nuclear -de dos hijos y ambos padres-, tiene huerta, un taller en edificación, múltiples herramientas para trabajar, y además, hoy estoy terminando la restauración de la que le denominamos "La Pieza Covid", pensando en que eventualmente nos enfermemos y tengamos un lugar más aislado. Para ello, hacer una ventana de ventilación, pintar por completa y cambiar el cubrepiso por cerámica, han sido las labores en este tiempo de pandemia.
- ¿Ha tenido la posibilidad de trabajar en alguna obra?
- Inmerso en esto, pronto y sin darme cuenta siquiera, me vi haciendo un mural y componiendo abstracciones en el piso, con cerámicas recicladas.
Debo confesar que mi nombre me marcó, ya que siempre he vivido como un náufrago y como tal sé vivir así, como también utilizar los recursos que tengo a mano. De esa misma forma se desarrolla mi trabajo escultórico más personal, más íntimo. Mis dos últimas obras fueron un muro de piedras bolon extra grande, con jardineras en distintos niveles y profundidades, y la participación en el Tercer Simposio Internacional de Esculturas, Castro Chiloé 2020, donde estuve con "La Estrella de Chile"; una estrella hermafrodita, clara alegoría a la primera línea del ayer y de hoy, puesto que una cara representa el encapuchado mutilado arrojando un adoquín, protegido por una cadena de escudos, y por la otra, la enfermera con su indumentaria de protección, antes contra gases y perdigones premeditadamente disparados a las cabezas, ahora como barrera contra el virus. El arte tiende a adelantarse porque sus obreros tienen antenas especiales.
- ¿Y cuál ha sido la mayor dificultad que ha tenido para avanzar en estos trabajos?
- Mis dificultades sólo son económicas, pues tengo espacio, herramientas, materiales y energía. Cada vez que he podido hacer una producción sistemática, ha sido por la ayuda que he tenido del Fondart, entonces nuevamente cual náufrago, estoy construyendo la nave que me llevará a otros lugares.
-¿Ha pensado en exhibir sus obras de forma virtual, dada la actual situación?
- Alguna vez tuve una página web, hoy tengo dos cuentas de Facebook; una personal y otra de mis trabajos (Facebook.com/esculturas Robinson Barría) a las que no les dedico lo que los tiempos de ahora exigen, estando consciente que es vital para promocionar nuestros quehaceres. Si me interesará cuando termine el taller en construcción, para poder crear con la sistematicidad, seguridad y dedicación que se requiere, y también para poder hacer clases y capacitaciones ahí mismo. En ese minuto sentiré el deseo dormido de promocionar mi trabajo. Si es que tenemos un mañana.
- ¿Qué le ha parecido el actuar de las autoridades regionales frente a la crisis que afecta a los artistas producto del coronavirus?
- Debo reconocer que no tengo información de situaciones conflictivas entre los artistas y dichas autoridades, así que malamente podría referirme a aquello, lo que sí puedo sostener es que Puerto Montt tiene una calma sospechosa, la calma propia antes de la rotura del dique. Sabemos que las señales han sido erráticas y fatales; la pandemia desatada en menos de una semana en Santiago, después de abrir un par de centros de consumo para sostener una economía que ya estaba en crisis desde octubre de 2019, y recién se abrieron en Puerto Montt.
- Tras toda la polémica que se generó con "Sentados Frente al Mar", ¿cuál cree que es la mirada que el público tiene ahora de la estatua?
- La mirada siempre estará dividida, de eso no cabe duda, y es lo que la mantiene más viva aún. Lo que ha quedado en evidencia, es que es una obra querida por el pueblo, defendida por las personas idóneas, y visitada por el mundo -antes de la pandemia-, pero también el carácter de clase que tiene como obra de arte y, en este sentido, un claro reflejo en una estadística o encuesta, que demuestra una vez más la proporcionalidad del poder popular con respecto a las élites.
- ¿Y cómo piensa que la verá la gente una vez que el turismo reviva?
- En caso que eso ocurra, seguirá habiendo diferentes miradas, claro que después de la consulta ciudadana y su histórico triunfo ciudadano, no me cabe duda que se legitimó, no tanto como espacio físico, sino como hecho histórico en la cultura cívica y en la historia del arte, al menos localmente, y quien no toma conciencia de esto, seguirá transitando bajo ella con su mirada sesgada, pero quien no, sabrá acercarse a ella con otra mirada.
- Si aquellos enamorados tuvieran vida, ¿cómo cree que estarían pasando esta pandemia?
- Depende, si los pillaran en la distancia, sería más triste aún, pues es la fotografía de dos enamorados que se despiden, por lo tanto estarían separados haciendo cuarentena, pero si tuviesen que hacer cuarentena juntos, serían los enamorados más felices con esta pandemia mundial, que impidió su inminente separación.
- ¿Sabe si han sido intervenidos (pintados o rayados) durante este periodo de cuarentena?
- Siempre están usándose para expresar un sentir popular, y ya he perdido la cuenta de cuántas expresiones de este tipo han tenido. Supe de encapuchamientos, que más obedecen al malestar social que a la pandemia.
- Como creador del icónico monumento, ¿cuál es la reflexión que tiene sobre esta emergencia sanitaria?
- Ya sea natural o de laboratorio, este virus vino a poner un nuevo orden mundial. Sin saber si existe vacuna, sin saber si tendremos que convivir o sobrevivir por años con esta enfermedad, lo cierto es que ya no será como antes.
De la guerra comercial pasamos a la guerra biológica, en menos de un año, mientras en plena pandemia la economía China se recupera, las economías occidentales empiezan a tambalear en medio de un creciente aumento de contagios, cesantía y muertes. Pareciera que fuera un virus que ataca a poblaciones desordenadas, aglomeradas y consumistas.
Es noticia en desarrollo, una guerra mundial, la tercera. Ahora, cuales Ana Frank, millones de habitantes del planeta tierra estamos confinados en reductos hasta la llegada del virus Gestapo, que nos localice y nos envíe a los campos de exterminio. Se acabaron las marchas, los plebiscitos y las elecciones, cada uno en su cueva esperando sobrevivir. Hasta que puedas llevar comida a dicho reducto, porque cuando se acabe, saldremos de nuestras madrigueras como los yihadistas mártires, con su cinturón de explosivos para hacerse explotar en medio de una multitud. Así ocurre cuando se tiene hambre.
" Hoy estoy terminando la restauración de la que denominamos "La Pieza Covid", pensando en que eventualmente nos enfermemos y tengamos un lugar más aislado".