La innovación social se entiende como un conjunto de soluciones innovadoras a problemas sociales y ambientales que agrega valor a la sociedad. Las diversas
crisis que enfrentamos, sanitarias, ambientales, desigualdad social, ciertamente gatillan estos procesos, donde instituciones e individuos aplican, desde la creación, nuevos procesos o soluciones para acortar o salvar brechas sociales, económicas y/o medioambientales.
Ser parte de este movimiento global es inspirador y desafiante, y desde la vereda del emprendimiento social, un camino que se hace al andar, con pocas seguridades y garantías. Una de las más claras es la sostenibilidad en el tiempo, en especial económica, para poder planificar a largo plazo, con la meta de un escalamiento que permita impactar responsablemente a más personas.
La mayoría de la innovación social en Chile se hace desde organizaciones sin fines de lucro. Somos pocas, aunque cada vez más las empresas privadas dedicadas a esto, y, lograr una estabilidad financiera que permita seguir operando, sin depender de fondos concursables, donaciones u otras formas de financiamiento, es el santo grial.
En ciclos críticos globales, la viabilidad económica de estas organizaciones se contrae o incluso desvanece. Por ellos entendemos la innovación social como un camino para generar ingresos y empleo, al tiempo que solucionamos brechas que afectan nuestras comunidades, en nuestro caso articulando comercialmente a familias de la pequeña agricultura, y donde las alianzas con organizaciones como Corfo, Indap, municipios, Plades o Fundación AcercaRedes, han sido parte fundamental del modelo.
A lo anterior es necesario añadir nuevas capas que fortalezcan y pluralicen la innovación social: cómo hacer visible la contribución de fundaciones, corporaciones y ONG al PIB; cómo pavimentar el camino para que las mipyme puedan recorrer este camino (sean o no B), mientras siguen siendo el "motor de Chile".
Ha llegado el momento de validar a las empresas sociales o "con propósito" dentro un marco legal que incluya incentivos significativos, como la "Ley de Empresas de Beneficio e Interés Colectivo (BIC)". velando por que lo innovador o arriesgado no quede fuera de juego por ser incómodo o inseguro, sino que sea visto como una inversión tal vez riesgosa, pero necesaria.
Enrique Damm, socio fundador
de 70WESTE, Ferias Rurales