Médico que propuso "destruir" la curva: "Por primera vez tuve miedo de morir"
COVID-19. Hace dos meses advirtió las consecuencias del virus, luego se contagió, se recuperó y regresó para combatir la enfermedad.
Hoy se cumplen dos meses desde que el médico urgenciólogo, experto en desastres y jefe técnico de Urgencias de la Clínica Alemana de Temuco, Carlos Moya Parraguez (43 años), advirtió en una entrevista en "El Austral" de esa ciudad los efectos que podía tener el coronavirus en Chile si no se adoptaban medidas estrictas e inmediatas. Era sábado 21 de marzo, en el país sólo se registraban 537 contagios y en Santiago se informaba la primera víctima mortal de la pandemia, una mujer de 82 años.
El profesional egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera, con estudios de ecotomografía de Emergencias en universidades de España y Francia; y un master en Administración y Gestión de Emergencias y Desastres obtenido en Japón, planteaba que el planeta enfrentaba "una crisis sanitaria sin precedentes" y que el Gobierno debía decretar de manera urgente el cierre de la Región Metropolitana, además de ordenar una cuarentena total para sus habitantes. También pedía cerrar a la brevedad las fronteras para "destruir" la curva de contagio, en vez de "aplanarla", como ha sido la estrategia.
Han pasado dos meses y las cifras están más cerca de algún colapso en la red sanitaria que de la calma. En este tiempo, Moya sufrió en carne propia la violencia del coronavirus, al contagiarse junto a su esposa y tener que batallar durante un mes contra la enfermedad.
A solo una semana de ser dado de alta, el médico regresa, literalmente, al campo de batalla contra el covid-19.
-El 21 de marzo usted planteaba que había que decretar medidas drásticas e inmediatas para evitar la expansión del virus, como por ejemplo cerrando la Región Metropolitana. Eso sólo sucedió la semana pasada. ¿Se perdió tiempo valioso?
-Por supuesto, hace dos meses tuvimos el tiempo de oro para adoptar una estrategia sanitaria de "eliminación" y no de "mitigación", que es la que utiliza Chile. La estrategia de "eliminación" es aplicable precozmente a través de medidas estrictas para suprimir la expansión del virus y controlar los núcleos de infección, en base a cuarentena total y completa. Ahí se debía cerrar Santiago y las fronteras del país. Esta estrategia de "eliminación" hubiese erradicado drásticamente la tasa de contagios mediante un "lockdown". Junto con ello se aumenta de manera progresiva los testeos para implementar un sistema de trazabilidad, reduciendo al máximo los casos secundarios y núcleos de contagio. Técnicamente, es "destruir" la curva en vez de "aplanarla".
-De acuerdo a la actual cantidad de contagios y muertes, ¿este escenario se pudo evitar si se hubiesen adoptado medidas como las que usted planteaba?
-Absolutamente. No obstante la tasa de letalidad afortunadamente ha sido baja gracias al testeo masivo, con una estrategia de "eliminación", con medidas tempranas y enérgicas de distanciamiento social y cuarentenas totales, que se traducen en reducir al máximo la expansión del virus, los casos secundarios y núcleos de contagio, tendríamos el control de la situación de crisis epidemiológica.
-¿Debe el Gobierno cambiar su estrategia?, ¿está todavía a tiempo?
-Debe cambiar. La estrategia actual no ha permitido el control de la pandemia y ha significado pérdidas económicas, humanas y de tiempo. Chile aún tiene la oportunidad de someterse a una estrategia de "eliminación", pese que los mejores resultados ocurren cuando es precoz, ya que contempla una cuarentena completa, se aseguran los insumos básicos y los recursos económicos por familia al menos para 30 días.
-¿Ha habido soberbia en las decisiones de la autoridad?
-Por supuesto, y decisiones completamente erradas. A mi juicio, se debe replantear el plan de acción y establecer un comité de crisis liderado por el Presidente, incorporando a expertos y el Ministerio de Salud como ejecutor de las definiciones de este comité.
-Sin embargo, a nivel latinoamericano Chile se destaca por la gran cantidad de test que realiza y una baja tasa de letalidad.
-Así es. Afortunadamente el país siguió de forma acertada la experiencia de Corea, China y Alemania, que consiste en realizar muchos test en la población con la finalidad de identificar los núcleos de contagios, intervenir y quebrar la brecha respecto de la tasa de mortalidad.
-En ese sentido, ¿comparte la tesis del ministro Mañalich de que para salir airosos en esta pandemia hay que "ganar la batalla de Santiago"?
-Por supuesto. Desde un principio en el plan de "eliminación" se incluía cerrar Santiago, considerando que ya hace dos meses era la fuente de contagios y aún lo es. En ese momento representaba el 60% de contagios, mientras que ahora el 80%. Si se abre Santiago hasta que no se resuelva la expansión, siempre existirá el peligro por el efecto migratorio para todas las regiones del país.
-Los expertos y las mismas autoridades han admitido que aún no llega el peak de la enfermedad.
-Seguimos una curva poligonal cuyo peak aún no ha ocurrido y es difícil de determinarlo, en vista que ya están apareciendo otras patologías respiratorias propias de esta etapa del año.
-¿Chile puede vivir episodios como los que experimentaron Italia, España en su momento, o ahora como Estados Unidos y Brasil?
-Si bien no estoy de acuerdo con la estrategia de "mitigación", la optimización en el número de testeos (19.019 por día) es excelente. Me parece una conducta estratégicamente muy acertada, dado que permite intervenir al momento de analizar la tasa de letalidad, en los núcleos infecciosos; por otro lado, la instauración de una cuarentena total, nos alejaría en absoluto de las experiencias nefastas de Estados Unidos, Italia, España y Brasil.
-De todas las experiencias extranjeras conocidas hasta el momento, ¿cuál destacaría?
-Absolutamente la de Nueva Zelanda y Japón, ambas con medidas estrictas muy precoces (sin tener muertes aún) consistentes en cerrar sus fronteras, cuarentenas totales inmediatas, subvencionadas por el Estado (con bono aproximado por familia de $300 mil), gran cantidad de testeos y medidas drásticas de disciplina. Por ejemplo, el ministro de Salud de Nueva Zelanda fue destituido de su cargo por ir a su segunda casa de playa en momentos de cuarentena.
-Usted vivió en carne propia las consecuencias del covid-19, se contagió en su lugar de trabajo. ¿Cómo fue su proceso?
-Fue un periodo duro, con grandes inquietudes, y trascendental, dado que por primera vez tuve miedo de morir, de no ver más a mis hijas ni de despedirme de mis viejos, de mi mujer Viviana y mi hermana. Fue un periodo de reflexión profunda, de reencuentro con mis creencias, con Dios. También hubo momentos de incertidumbre de regresar a mi lugar de trabajo, no a trabajar, sino como paciente para recibir ventilación mecánica. A medida que pasaban los días y podía ver la luz de cada mañana en mi confinamiento, el miedo iba cayendo y progresivamente me sentía reconfortado por algo divino e inexplicable.
-¿Estuvo muy complicado?
-El escáner de pulmón era comprometedor, había lesiones extensas en ambos pulmones. La necesidad de ventilación mecánica era inminente, pero afortunadamente mis exámenes de sangre estaban normales, lo que dio la chance de iniciar un tratamiento inmediato. Pese a las lesiones en ambos pulmones, jamás tuve necesidad ni requerimiento de oxigeno u otro manejo de emergencia. Sin exagerar, creo que fue un milagro.
"La estrategia actual no ha permitido el control de la pandemia (...) Chile aún tiene la oportunidad de someterse a una estrategia de eliminación". "Pese a las lesiones en ambos pulmones, jamás tuve necesidad ni requerimiento de oxigeno u otro manejo de emergencia. Sin exagerar, creo que fue un milagro".
"Confinamiento efectivo: 60 días"
Para Moya, la vacuna no es la única esperanza para poner fin a esta pandemia: "La experiencia de Nueva Zelanda se basó en medidas rápidas, disciplinadas, muy tempranas, estrictas y con un confinamiento total efectivo de casi por 60 días y así logró erradicar la pandemia. Las medidas de confinamiento se aplicaron cuando existían 10 pacientes infectados y 0 muertos. Un confinamiento efectivo en nuestro país debe durar 60 días. No menos". A una "cierta normalidad", agrega, se podrá regresar "al momento de lograr la trazabilidad exacta de los casos", entre otros puntos.