Este fin de semana recién pasado se celebró el tradicional Día del Patrimonio. Pero de tradicional no tuvo mucho; el vecino no pudo este año recorrer hasta los últimos rincones de palacetes públicos, quintas, antiguas fábricas o museos atestados de eufóricas familias. Tampoco encontró en la calle los sonidos propios, las deliciosas recetas tradicionales; los creadores no armaron ferias, estuvimos pegados a las pantallas con la nostalgia de pasar la cultura por el cuerpo.
Si bien patrimonio suena a piezas de museo envitrinadas, el patrimonio es en realidad ese caldo bullente que se va resignificando en cada época y sobre el que generamos hábitos y preferencias con las que habitamos el mundo. Es tan cotidiano que se nos hace invisible.
Todos participamos del fluir vivo del patrimonio, especialmente los creadores, quienes son capaces de revitalizarlo a través de nuevos espacios que habitar, recetas que comer, canciones que escuchar y bailar, libros que leer, vestidos para vestir, aparatos por los que hablar… nuevas maneras de habitar nuestro mundo. A ello hoy llamamos las industrias creativas.
En la Región de Los Lagos, el acervo patrimonial y el talento creativo es enorme, es un inmejorable territorio para considerar en nuestras estrategias de desarrollo al patrimonio y la creación como un eje central. Hoy en Fundación Plades nos preguntamos cuáles son las oportunidades en torno a la industria creativa y cómo podemos con ello mejorar el bienestar de los habitantes de Frutillar.
En medio de la búsqueda global por nuevas maneras de habitar el mundo, resignificar la planificación de la ciudad, la experiencia de los habitantes y visitantes, lo que ocurre en las salas de clases, en los parques o la relación con el medio ambiente, son preguntas que nos movilizan, y para ello creadores y creadoras son nuestros primeros socios.
Luego de un Día del Patrimonio pegados a la pantalla las preguntas son ineludibles, ¿cuáles son esas nuevas maneras de habitar el mundo?, ¿en qué anclar la construcción de este nuevo mundo?, ¿quiénes son nuestros aliados para ello? Pareciera que el patrimonio y las industrias creativas pueden ocupar en ello un lugar protagónico, hasta hoy inexplorado en nuestras ciudades.
José Feuereisen, director Sociocultural e
Inteligencia Territorial de la Fundación Plades