Correo
Covid-19 y discriminación
Todos, cuando inició esta vida de pandemia, dudamos qué tan cierto podría ser y a quiénes les afectaría. Por un lado a la clase social más acomodada en Santiago le pedían que no saliera a la calle y quienes eran de la clase media o baja reclamaban: ¿por qué a ellos los cuidan y a nosotros no?
Hoy es al revés. No basta con escuchar, leer o ver los recuentos y estadísticas diarias de los afectados de covid-19. Hay que informarse lo que más se pueda. Estamos en una crisis de toda índole, no sólo porque nos podemos morir, también porque la economía se ha visto afectada; los pobres hoy son más pobres, las parturientas se encuentran en la incertidumbre de cuándo y cómo van a parir por no poder planificar su parto. Hay gente que no tiene dónde dormir porque se quedó sin hogar, las operaciones médicas se aplazaron, los trámites cotidianos se hicieron más engorrosos.
¡Pero ojo! Puedes decir: ¡vivo en el sur!, nada me pasará, tal como si tuvieras una bolita de cristal o si fueras más poderoso que Dios. Po que es así como veo a mis coterráneos, libres, sin preocupación y sin cuidado entre sí, y digo coterráneos porque no son los personajes que inician este escrito los responsables de esta enfermedad.
Es la ciudadanía que se pasea en las calles vitrineando o aquel que no quiere usar su mascarilla, quienes se verán afectados por irresponsables. ¡Y sí! No son nuestros servidores de la salud quienes te enfermarán, es una gran ignorancia el creer que si compartes un espacio con nuestros llamados héroes te contagiarás. Debes enterarte que la Organización Mundial de la Salud ha orientado a todos los ministerios del ramo en el mundo en los protocolos que deben cursar para enfrentarse a un caso, esté confirmado o no. Porque el trajecito que deben usar, los guantes, la mascarilla y la otra mascarilla, el frecuente lavado de manos, la otra capa, etc., los protegen más que un chaleco antibalas.
Se preparan más que un astronauta. Pero no necesitan decírtelo para que lo entiendas. Y en esta seguidilla de ideas alguien podría rebatir diciéndome: ¿pero y el quinto piso de Puerto Montt?, o ¿y el covid-19 intrahospitalario? Y me respondo inmediatamente: esas personas que trabajan largas horas de turnos también tienen familias y vecinos que probablemente no siguen las medidas sugeridas. No necesariamente se contagiaron por ser funcionario de la salud.
Entonces nace una nueva discriminación, y quién lo iba a pensar. Porque hasta hace poco pensábamos en el rechazo a una persona pobre o un lisiado, o un ciego o una lesbiana. Y se crearon dictámenes legales, dejaron los pies en las calles marchando, rompieron vidrios, tantas otras acciones y todo para que podamos ser mejores personas. Nunca la sociedad pensó que haría lo imposible para que un funcionario de la salud se le acerque.
Evelyn Bahamonde B.
Cuidador informal y pandemia
El cuidador informal ejerce un trabajo no remunerado, que implica en muchas ocasiones hacerse cargo física y emocionalmente de personas en situación de discapacidad/dependencia, ya sea por una enfermedad grave, rara y/o condición diferente. Es un trabajo que ejercen mayoritariamente mujeres, alrededor del 85%, que tienen algún vínculo familiar y en muchas ocasiones, con jornadas 24/7, lo que impide tener un trabajo normal, mermando sus ingresos económicos.
Si esta actividad tiene ya una tremenda carga física y emocional en tiempos normales, tratemos de imaginarnos como es en pandemia: el confinamiento aumenta el aislamiento y la soledad. A eso se suma el miedo a contagiar a su enfermo y/o contagiarse, dejando solo a un hijo, cónyuge, padre.
Por otro lado, el enfermo en encierro también sufre una modificación en sus rutinas diarias, lo que muchas veces se traduce en alteraciones conductuales que tensionan aún más el entorno. Escribo esta reflexión a fin de visibilizar el trabajo del cuidador informal, donde urge que el Estado chileno reconozca esta labor anónima, solitaria y silenciosa, como sujeta de Derecho; flexibilizando jornadas de trabajo o acceso a permisos laborales especiales, entregando capacitación, por ejemplo.
Ingrid Ruz Uarac
Políticos nacionales
Miro a mi alrededor, a muchos dentro de la clase política, dirigente y tantos otros que ejercen influencia en nuestro pueblo, también a parte de estos, y recuerdo aquello que dice "Mientras más conozco a la gente, mas quiero a mi perro". ¡Al que le venga el sayo, que se lo ponga!
José Manuel Caerols
Fallos predecibles
Sobre la juez de familia que, vulnerando normas expresas que regulan la filiación (y oponiéndose a un pronunciamiento de la Corte Suprema que estableció que "un individuo no puede tener más de un padre o más de una madre"), ordenó al Registro Civil cambiar la partida de nacimiento de un niño e inscribirlo como hijo de dos madres, cabría comentar que las decisiones judiciales no deben ser creativas: deben ser predecibles.
Adolfo Paúl Latorre