Julio de 1968: cuando Angelmó sobrevivió
LABORES. En 1967 y durante la primera mitad de 1968 el Estado acordó que se ejecutaría la segunda parte de la ampliación del malecón del puerto reconstruido con lo que se ocuparía el sector denominado 'La Poza' de Angelmó y se le desplazaría probablemente hacia Anahuac. ¿Qué ocurrió para que pudiera mantenerse allí, en el corazón de Puerto Montt? Profesor e historiador regional
El terremoto de 1960 destruyó por completo el puerto de Puerto Montt que había sido inaugurado en 1934 y ampliado en 1958. La reconstrucción fue lenta por las dimensiones de la inversión y porque Chile aún no contaba con suficientes recursos para enfrentar un daño tan vasto a la infraestructura básica desde Concepción a Chiloé.
Para Puerto Montt la reconstrucción del puerto era sinónimo de desarrollo y de liderazgo en la Patagonia Norte ya que era la principal forma de comunicación con Chiloé y Aysén en una época en que solo para 1964 se había reinaugurado la Carretera Panamericana por lo que la navegación seguía siendo clave.
Angelmó había sido desde los tiempos del antiguo Melipulli (siglo XVIII) un lugar de refugio para las embarcaciones chilotas que venían a extraer y elaborar los tablones de alerce en las 'minas' de sus ricos bosques. Originalmente la avenida 'Angelmó', como lo reafirman los primeros planos, llegaba hasta la calle Varas (ex Cayenel) y la principal actividad marina se realizaba en lo que hoy es la entrada de Empormontt (calle Chorrillos). Con la construcción del puerto, las lanchas chilotas y la febril actividad económica popular debió desplazarse hacia el poniente perdiendo una extensión importante y dejando al sector de 'La Rampa' (actual Terminal de Buses) como una huella de su existencia.
De esta manera Angelmó quedó reducido al sector de 'La Poza' desde el fin del malecón del puerto (a la altura de la actual estación de Servicios y Restaurant Buenos Aires) hasta la entrada al Mercado Angelmó (ex barraca Sanz). Ese lugar fue inspiración para que el pintor Pacheco Altamirano lo inmortalizara con sus grandes velas y sus naves panzonas, sus colores y sus aromas marinos, su gente con canastos y las mujeres arropadas con sus paños en la cabeza. Él fundó la Escuela de Pintores de Angelmó que hizo a esta caleta la más reconocida a nivel nacional, agrupación que sigue trabajando con ese nombre por Puerto Montt y que mantiene su sede en la caleta.
En septiembre de 1967 la empresa Belfi comenzó la reconstrucción de la segunda etapa del Puerto lo que implicaba una ampliación del malecón con un frente de atraque para naves de 360 metros (hoy es hasta 230 metros de eslora) para lo que se aprobaron los recursos para rellenar el sector de La Poza de Angelmó. Entonces era necesario trasladar a los numerosos locatarios y el movimiento de las lanchas chilotas hacia la caleta de Anahuac. Ya se daba por hecho de que Angelmó desaparecería por la necesidad del 'progreso'.
Sin embargo, hubo una reacción importante de parte de los mismos locatarios organizados en el "Sindicato Profesional de Comerciantes Ambulantes Minoristas y Estacionados de la Provincia de Llanquihue" (el Sindicato de Angelmó es el continuador actual de esa antigua organización de trabajadores) dirigidos por Jorge R. Carreño como presidente, Homero Córdova como secretario, Aladín Maldonado como tesorero, Pedro 2° González A. como director y Eledoro Hernández G. como director también. Ellos organizaron reuniones "una reunión pública en la que participaron comerciantes ambulantes y estacionados, pescaderos, lancheros, miembros de gremios del rodado, pequeños chacareros y comerciantes establecidos" y donde una de sus principales demandas fue "que se edifique en el extremo de Angelmó un mercado moderno…con los correspondientes implementos higiénicos y sanitarios para la mayor seguridad propia y de la población consumidora" (diario El Llanquihue, 30 de mayo de 1968).
Por otro lado, el Centro para el Progreso, presidido por Mario Marchant y especialmente el presidente de la comisión de Puertos de esa agrupación, Tótila Lintz, llevaron a cabo una campaña para evitar que desaparezca Angelmó. Realizaron reuniones con el Intendente, alcalde y con el ministerio de Obras Públicas en Santiago gracias a lo cual lograron "obtener en tiempo récord la aprobación de las modificaciones propuestas por el Centro" (acta del 8 de abril de 1968)
Un momento clave para que todas esas gestiones fructificaran fue una inédita manifestación denominada "Puertas cerradas en defensa de Angelmó" cuando en julio de 1968 todos los puestos de venta de la caleta más importante de Chile cerraron gracias a lo cual lograron que "se mantendrá un sitio para Angelmó pero corrido más al poniente desde la rampa de embarque de público hasta el depósito de combustible ESSO" (Diario El Llanquihue 27 de diciembre de 1968).
Las gestiones exitosas para que pudiera sobrevivir la Caleta Angelmó en el último rincón de su lugar original fueron posibles también por el apoyo permanente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos presidida por Armando Herrera y como vicepresidente José Caucamán Pérez. En esta campaña local fue clave la autorización a los locatarios para formalizar sus negocios de parte del alcalde Raúl Blanco del Partido Socialista Popular en 1968 y el apoyo del alcalde Sebastián Pesce Ascuitti del Partido Nacional en 1969 por sus vinculaciones en Santiago y su liderazgo.
Como sabiamente expresara el director del Diario El Llanquihue, Ewaldo Hohmann, en su tradicional columna 'La Batalla por el Progreso' del 5 de octubre de 1969: "Es demasiada seria la alternativa de desarrollo de Puerto Montt como centro de turismo para proceder con la frialdad que a veces aconseja la técnica. En el caso de Angelmó, no solo están en juego las facilidades para mejorar y hacer más expedito el movimiento marítimo y portuario, sino también y en manera muy especial, la calidad de centro de turismo que tiene Puerto Montt y su más acentuado atractivo que es el pintoresco Angelmó".
Pablo Fábrega Zelada