Jorge Loncón y el crudo análisis de la política
El actor y escritor puertomontino dice sentir satisfacción cuando lo insultan o amenazan, porque "llegó adonde quería llegar".
Cuando Jorge Loncón escribe, la clase política comienza a temblar. Y es que su declaración de "fanáticamente independiente" y el que uno de sus principios sea no ser amigo de quienes aplauden a las autoridades y que son partidarios del "buenismo" (siempre justifican las cosas injustificables), le ha permitido "no tener ningún empacho en despachar alguna opinión que hace aterrizar a personajes de este mundo o de otras áreas".
Según explica, su formación artística, actoral, de director teatral y de formador de actores está "cruzada por un sentido crítico que no admite el mirar para el lado. Moliére, el gran comediógrafo francés, es una especie de guía respecto de la forma en que expresa esa crítica".
- ¿Y cuál es esa expresión?
- A la gente le tiene sin cuidado ser perversa, pero le horroriza ser ridiculizada. Y hay una cuestión de fondo que el gran poeta chileno Enrique Lihn expresa como el sentido de la escritura y que me interpreta e interpela todos los días: Porque escribí no estuve en casa del verdugo/ ni me dejé llevar por el amor a Dios/ ni acepté que los hombres fueran dioses/ ni me hice desear como escribiente/ ni la pobreza me pareció atroz/ ni el poder una cosa deseable…
Loncón, quien desde los 14 años comenzó a escribir columnas en El Llanquihue, reconoce que esta postura le ha generado algunas dificultades. "Hubo un tiempo en el que recibí amenazas o correos insultantes que me llenaban de satisfacción, porque eso significaba que estaba llegando adonde tenía que llegar. La política me ha interesado siempre como un fenómeno al que hay que prestarle mucha atención, y el poder me llama mucho la atención por cuanto (quienes lo ejercen) tienen que estar sujetos al escrutinio público y de la manera más cruda posible... mis opiniones, a veces, son bastante crudas y descarnadas".
Trayectoria
Jorge Loncón es actor titulado de la Universidad de Chile. Tiene, además, un postgrado en Gestión de Políticas Culturales de la Universidad de Barcelona, España.
En su relato, el ganador -entre otros premios- del Concurso Nacional Poesía Joven, 1978, Unión de Escritores Jóvenes, del Concurso Nacional de Poesía 1979 y Ciudadano Destacado de Puerto Montt (2018), cuenta que cuando regresó a la capital regional en 1994, armó una compañía teatral que duró bastante tiempo. "Hicimos buenos trabajos y luego ingresé como profesor a la Escuela de Cultura y Difusión Artística (2002). Pero después de estudiar en España fui llamado a trabajar en el Departamento de Cultura del Gobierno Regional, donde permanecí hasta el año 2010, cuando fui despedido. Pero volví en 2014".
Por eso,el autor de "Claroscuros", "Semi Sordo y Algo Ciego", "Héroes y Escombros", "Desde Los Lagos", "Rostros de la palabra", "Voz de Arauco" y "Crónicas Rojas y Amarillas", entre otras obras, se desempeña en la actualidad como coordinador del programa de Patrimonio del Gobierno Regional.
Loncón cuenta que el querer desde siempre ser director teatral fue su gran motivación para terminar su carrera de actuación y no comenzar a trabajar antes de salir, como ocurrió con muchos de sus compañeros.
- ¿Culminó, entonces, todo su proceso formativo?
- Soy uno de los pocos actores que se ha titulado, porque generalmente la gente comienza a trabajar rápido y no termina su proceso académico completo. Pero en mi caso, como era mi interés desarrollar el área de la docencia y de la dirección teatral, y mientras mis compañeros entraban a múltiples compañías de teatro o a la televisión, yo decidí por el camino académico. Me titulé y al año siguiente fui contratado por la Universidad de Chile. Luego por la Universidad Católica y posteriormente formé mi propia escuela de arte dramático. Trabajé en casi todas las escuelas privadas de Santiago e hice pequeñas cosas en la televisión. También protagonicé, en 2003, la película "El Duelo", que fue dirigida por el director puertomontino Cristián Maldonado, y que estuvo basada en una obra de Edesio Alvarado.
- También participó de algunas obras en la zona...
- Hice mucho teatro en la zona. Armé compañías en Puerto Montt, Puerto Varas y estuve en Maullín.
- ¿Cómo ve Puerto Montt?
- Puerto Montt está llamada a convertirse en una ciudad grande y no sólo en términos de cantidades, sin embargo, extraño la actividad cultural que fue suspendida por la pandemia.
-¿Le parece que existe movimiento cultural?
- Puerto Montt, contrariamente a muchas voces críticas, tiene una gran actividad cultural y aquellos componentes de la cultura se han extrañado durante esta pandemia y ha quedado de manifiesto que es una necesidad real de la gente. Pero por otra parte, llama la atención y me hace ruido el desarrollo inmobiliario que no tiene cortapisas para pasar por encima de cuestiones de sentido común. Lo mismo ocurre en Puerto Varas, donde yo vivo y donde el desarrollo inmobiliario no toma en cuenta la capacidad del suelo ni las instalaciones técnicas que permitan el tratamiento tanto de aguas lluvias como servidas. Ahora, los planos reguladores tienen que dar cuenta de eso, ya que se han transformado en un instrumento que tiene que ser muy observados por la ciudadanía, que ve cómo en sus ciudades se produce un estallido del negocio inmobiliario que no tiene reparos en pasar casi encima de cuestiones de sentido común.