Universidades y pandemia
Los desafíos que ha impuesto la crisis sanitaria a las instituciones de educación superior continuarán el próximo año en otros formatos y necesidades. Una de las grandes materias a resolver será el destino de aquellas asignaturas que sí o sí dependen de la presencialidad de los alumnos.
Aunque buena parte del debate educacional de las últimas semanas en el país ha girado en torno a la fecha y condiciones del eventual retorno de los estudiantes básicos y secundarios a las clases presenciales, hay que tener muy en cuenta también lo que ha ocurrido este año en las instituciones de educación superior, que han tenido que enfrentar los mismos desafíos de habilitación de nuevas plataformas, acceso de los alumnos a internet, avance académico y métodos de evaluación. No hay duda de que para estos estudiantes ha sido todo un desafío dejar de compartir en un entorno universitario que acostumbra favorecer el intercambio de ideas y conocimientos, así como también los docentes han tenido que ajustar prácticas docentes cuyo éxito depende en buena parte de lo que ocurre en la sala de clases, transitando hacia sistemas on line que sólo por su temporalidad y conectividad, pueden llegar a dificultar la libre discusión.
Más que la habilitación de nuevas carreras o desarrollos de infraestructura que se han anunciado en Puerto Montt y que, por lo demás, son ejes del todo válidos, es muy probable que el próximo año académico siga marcado por la mezcla del formato presencial con el on line, habida cuenta de una pandemia que no estará del todo erradicada aún. Así, tanto estudiantes como profesores tendrán que seguir conviviendo en un entorno frío y distante, ojalá con nuevas herramientas tecnológicas que faciliten el intercambio y, por supuesto, con el requisito ineludible de que ninguno de los jóvenes quede a la vera del camino por la dificultad para conectarse a internet.
Pero no será el único desafío. A medida que sigan transcurriendo los meses y no haya vacuna para el coronavirus, entrará en juego la decisión de las universidades sobre qué hacer con asignaturas marcadas por la presencialidad. Allí, por más intenciones y voluntades que haya, nada podrá igualar el aprendizaje de un estudiante en actividades propias de la carrera que está cursando.
Sin duda será una de las grandes materias a resolver, privilegiando tanto la salud de todos, como también las condiciones de aprendizaje y evaluación.