Centralismo en días de pandemia
El nivel central no ha dejado de sospechar de las capacidades que hay en las regiones para decidir por sí mismas en un amplio espectro de materias. Una vez más se ha intentado postergar la elección de los gobernadores regionales, figuras clave para empujar el traspaso de competencias.
Tal como fuera advertido por autoridades locales y analistas políticos en la edición del domingo de El Llanquihue, aun en tiempos de pandemia, el largo brazo del centralismo que asfixia a las regiones se ha manifestado en toda su dimensión. Ni siquiera en un tiempo tan convulso como el de la actual crisis sanitaria del coronavirus, o quizás producto de ella, la vieja desconfianza que hay en la elite santiaguina hacia las capacidades de las regiones se escabulle desde los márgenes de la corrección política, para mostrarse en todo su esplendor y seguir así conteniendo la fuerza creativa y productiva del Chile que está más allá del gris de la capital.
El episodio más preclaro fue la frustrada intención de ocho diputados de la zona central y norte del país (además de dos de la Región de La Araucanía) por prohibir el uso de la leña en el sur del país. Afortunadamente la idea no prosperó, aunque no deja de llamar la atención el alto número de votos a favor y abstenciones que alcanzó el proyecto. Inquietante.
Pero no ha sido lo único. A lo largo de los meses de lucha contra la pandemia, se ha hecho visible el recelo que hay en el nivel central hacia las opiniones y sugerencias de los alcaldes, que son los encargados de dirigir la unidad básica de administración del Estado, los municipios, y que por tanto, tienen el privilegio de contar con una sintonía fina para entender los temores y aspiraciones de la ciudadanía.
El golpe más sorpresivo (aunque no por ello inesperado) ha sido el deseo expreso de las autoridades nacionales de postergar la elección de los gobernadores regionales, en función de que todavía están pendientes de aprobación los recursos con los que manejarán los destinos de las regiones. Estos comicios se han venido aplazando desde hace años, cada vez por razones distintas y en gobiernos de distinto color. Se han argumentado motivos de toda índole, pero siempre con la sospecha cierta de la resistencia que hay en el nivel central por traspasar poder efectivo a los territorios.
El rol de los parlamentarios, en particular de quienes representan a las regiones, es crucial en esta materia. De ellos se espera una voz fuerte.